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Fallece ex rugbista australiano que quedó tetrapléjico y en coma por comer una babosa

Sam Ballard, quien tenía 28 años, estuvo postrado los últimos ocho años luego de realizar una apuesta que le costó la vida. Su funeral será este jueves.

07 de Noviembre de 2018 | 09:07 | Redactado por Fabrizio Belmar, Emol
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Captura de pantalla sitio News.com.au
SANTIAGO.- El 2010 fue un año trágico para Sam Ballard, un ex rugbista australiano quien el pasado viernes falleció luego de estar ocho años postrado por una tetraplejia.

Fue en aquel año que la vida del oceánico dio un giro radical, que terminó ocho años más tarde con su fallecimiento en el Hospital de Hornsby, "un lugar no muy lejano de donde se crió, rodeado de las 20 personas que más amó en el mundo", según explicaron en CNN.

Y su calvario comenzó en dicho año, cuando por pagar una apuesta se comió una babosa.

Después de eso enfermó y se confirmó que Ballard contrajo un parásito proveniente de las ratas, pero que también puede aparecer en caracoles o babosas que se comen las heces de estos animales.

Fue por ello que su salud no hizo más que empeorar. Cayó en coma, estado en el que estuvo por 420 días, para luego comprobar, al despertar, que había quedado tetrapléjico. Todo ello a sus 19 años.

Ahora, después de confirmarse su deceso, el funeral de Ballard se realizará el próximo jueves, según comunicó uno de los amigos del fallecido, Jimmy Galvin.

Sam estaba ahí "al cien por ciento"


Él mismo amigo comentó en el pasado que estaban precisamente en su casa, en Sídney, el día que Ballard comió una babosa que se arrastraba por el patio.

"Estábamos sentados aquí, con un poco de vino, tratando de actuar como adultos", recordó Galvin en entrevista con el programa australiano "The Sunday Project". "Y luego vino la conversación: '¿Debo comerla? (...) Y Sam fue y ¡bang! Así fue como sucedió".

Tras esto, Ballard se sintió debilitado y con un fuerte dolor en las piernas. Ya en el hospital le comentó a su madre que había comido una babosa y escuchó de los médicos el insólito diagnóstico.

Pese a que Ballard no podía moverse con el avance de su enfermedad, él estaba "ahí, al cien por ciento", dijo su amigo. "(Una vez) le pedí disculpas a Sam por todo lo que sucedió esa noche en el patio trasero. Y él simplemente comenzó a llorar. Sé que está ahí", comentó Galvin en aquella ocasión.
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