SANTIAGO.- La semana pasada se inició un nuevo juicio contra el que sería considerado el mayor asesino serial en la historia de Alemania, después de la Segunda Guerra Mundial.
El enfermero de 41 años Niels Högel, quien ya había sido condenado a cadena perpetua en 2015 por dos homicidios y tres intentos de asesinato, confesó ser el responsable de cerca de cien muertes -una cifra que podría ser incluso mayor- en las clínicas de Delmenhorst y Oldenburg, lugares donde trabajó.
En el proceso judicial que se está llevando a cabo en la localidad de Oldenburg -y que se espera dure hasta mayo-, Högel respondió con un escueto "sí" cuando se le preguntó si se declaraba culpable por los cargos que le imputaba la fiscalía.
Sus delitos se descubrieron cuando, en 2005, una compañera de trabajo lo encontró envenenando a un paciente, por lo que se comenzaron las investigaciones que revelaron una serie de muertes por causas sospechosas.
A raíz de eso, en 2008 fue condenado a siete años de cárcel por intento de homicidio. Pero fue en 2015 cuando fue sentenciado a cadena perpetua, después de admitir que había matado a 30 personas, lo que amplió la indagatoria.
Fue por ello que se exhumaron 130 cadáveres de pacientes fallecidos, para buscar restos de la sustancia que utilizaba Högel en sus crímenes y que pudo haber generado un colapso en sus sistemas cardiovasculares. Además se revisaron los registros de los lugares donde el enfermero trabajó.
Tras ello se descubrió que las tasas de muertes y de procedimientos de resucitación habían aumentado en los momentos en que Högel estaba de turno, según explicaron en la revista alemana Der Spiegel.
Fue por ello que el enfermero fue llevado nuevamente a juicio, acusado de ser el responsable de 106 asesinatos. "Solo queremos saber qué pasó y que el asesino cumpla condena", aseguró un familiar de una de las víctimas.