Antes de que su mamá muriera en 1998, Michael le compró la casa donde había vivido toda su vida.
Captura Google Maps
SANTIAGO.- Michael Carroll es un hombre de ciencia. El terapeuta especializado en enfermedades respiratorias, debió dejar atrás la lógica de sus estudios y creer en lo que un psíquico le decía, cuando caminó hasta el sótano de su casa en Long Island (Nueva York, EE.UU.) y le dijo "la energía está aquí". Una luz de esperanza se abría para encontrar la verdad sobre la desaparición de su papá hace más de medio siglo.
A George Carroll se le perdió la pista en 1961, cuando Michael tenía apenas 8 meses de edad. Según la versión que le dio su madre, Dorothy, a él y a sus tres hermanos, el hombre salió un día de la casa y nunca más volvió.
Ninguna carta, ni un solo rastro. Algunos familiares les decían a los hermanos que su papá había vuelto a Corea del Sur, donde había peleado como soldado y otros hasta teorizaban con que estaría enterrado en el sótano. Con todo, nadie lo reportó como persona desaparecida y no se podía averiguar mucho más con su mamá, que poco y nada hablaba del tema. "Siempre me dijeron: 'No preguntes'", dijo Michael al New York Post. "Así que dejé de preguntar".
Antes de que la mamá muriera en 1998, él le compró la casa donde había vivido toda su vida. Sabía que esa construcción guardaba secretos, y hace algunos años, el psíquico se lo corroboró.
Fueron los hijos mayores de Michael los que despedazaron el suelo del sótano de su casa y hallaron a fines de octubre un esqueleto enterrado allí. La respuesta que dieron esta semana los servicios forenses fueron los que la familia esperaba: era George Carroll, y había muerto"víctima de un traumatismo contundente en la cabeza", informó The Washington Post.
El mismo medio señala que al poco tiempo de que George desapareciera, un hombre llamado Richard Darress se mudó a la casa familiar y se terminó casando con Dorothy, con quien tuvo después un hijo.
La pareja se habría separado a principios de la década de los 80 y Darress se habría ido a vivir a una México, donde murió a comienzos de este año.
"(Cuando vi los restos en el sótano) me sentí en paz", reveló Michael. "Sentí una reivindicación para mi papá. Sentí que él estaba bailando en el cielo", agregó.
La policía local dice que nunca se podrá determinar con exactitud cómo murió George, quien ya ha sido registrado en los archivos como alguien que murió producto de un homicidio.
Con todo, los hermanos Carroll no quieren indagar más y se muestran satisfechos con el sorprendente hallazgo. "Me siento bien de que mi padre ya esté libre de ese horrible agujero", dijo Michael.