AP (imagen referencial)
SANTIAGO.- Un caso digno de una película fue el que ocurrió en Dinamarca, y que involucró a una mujer de 36 años y su hijo de actualmente siete años.
La mujer, quien es enfermera, solía realizar publicaciones en redes sociales respecto a la salud de su hijo, quien -decía- padecía una rara enfermedad a la médula ósea.
"Quería compartir su historia (...) Sentía que nos ayudaba. Puedes sentirte un poco sola. Tanto como madre soltera, como también como madre de un niño enfermo", explicó la mujer sobre su actuar.
Por causa de su enfermedad, el pequeño visitaba regularmente a los médicos, quienes no lograban determinar a qué se debía su bajo recuento sanguíneo. Sin embargo, en septiembre de 2017, los especialistas comenzaron a sospechar y a través de la municipalidad de Skjern, en Jutlandia, lograron que la policía instalara una cámara oculta en el departamento donde vivían.
Según informó en su página web el canal danés TV 2 -medio que siguió el caso desde que salió a la luz-, fue así como descubrieron la verdadera causa de la enfermedad del pequeño: su propia madre. Con asombro, los policías pudieron ver cómo la mujer extraía sangre del cuerpo de su hijo y llenaba varias jeringas que luego vaciaba en el baño.
El procedimiento lo realizaba a través de un catéter que le había implantado en el pecho, cuando el pequeño tenía solo un año y medio de edad.
Los policías grabaron a la mujer realizando dos extracciones y a la tercera irrumpieron en su departamento, sorprendiéndola in fraganti.
Síndrome de Münchausen por Proxy
"No pensé que fuera culpa mía que estuviera enfermo", aseguró la mujer cuando fue interrogada por una fiscal durante el juicio en su contra realizado en enero pasado. Y agregó:
"No sé cuándo empecé a hacer algo que no tenía que hacer. Sucedió gradualmente".
"¿Pero por qué hiciste eso?", le insistió la fiscal. "Ojalá pudiera contestarte, pero no puedo", respondió la acusada.
Según se determinó, la mujer le habría extraído a su hijo alrededor de 500 ml de sangre a la semana, desde que el niño tenía 11 meses y hasta que fue arrestada el 25 de septiembre de 2017. La acusada lo negó y aseguró que solo lo había hecho por dos o tres años.
Un informe psiquiátrico ordenado por la corte determinó que la mujer sufre del Síndrome de Münchausen por Proxy, un trastorno en el que los adultos, frecuentemente las madres, provocan los síntomas de una enfermedad en sus hijos u otras personas para llamar la atención.
La acusada reconoció parcialmente su culpabilidad en los hechos, por lo que el jueves pasado fue condenada a cuatro años de cárcel. El niño, en tanto, vive actualmente con su padre y aunque su condición física está un poco retrasada en relación a los otros menores de su edad, su recuento sanguíneo se recuperó totalmente tras el arresto de su madre.