SANTIAGO.- Un niño de seis años jugaba en una granja ubicada en el estado de Oregón (Estados Unidos), cuando repentinamente sufrió un corte en su frente. La herida no fue grave, por lo que fue tratada en casa.
Sin embargo, seis días después sus padres se percataron de que el niño apretaba su mandíbula, tenía problemas para respirar y sufría de espasmos musculares involuntarios.
El pequeño, que no había sido vacunado, fue llevado hasta la Universidad de Salud y Ciencia de Oregón, hasta donde llegó consciente pero incapaz de hablar. Los médicos le diagnosticaron tétanos, el primer caso documentado de la enfermedad en ese estado en más de 30 años según informaron los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) en un reporte publicado la semana pasada.
De acuerdo a The New York Times, el artículo que da cuenta del caso -que data de 2017- fue uno de los más leídos y generó mucha discusión, no solo por el
peligro que corrió el niño, sino que también por el
gran monto de dinero que tuvieron que desembolsar sus padres
para el tratamiento.
Y claro, porque el pequeño
tuvo que pasar 57 días en el hospital conectado a un ventilador mecánico, en una habitación a oscuras y con sus oídos cubiertos, para aislarlo del ruido y de cualquier estimulación que empeorara los espasmos. La
cuenta final por la hospitalización
ascendió a más de US$ 800 mil (unos $536 millones).
"Honestamente nunca pensé que vería esta enfermedad en Estados Unidos", señaló Judith A. Guzman-Cottrill, especialista en enfermedades infecciosas pediátricas de la Universidad de Salud y Ciencia de Oregón, quien ayudó en el tratamiento del niño y fue la autora principal del artículo publicado por los CDC.
"Fue difícil -para muchos de nosotros- verlo sufrir", agregó la especialista, quien explicó que para evitarle el dolor, los médicos que lo atendían debían susurrar para comunicarse cuando se encontraban dentro de su habitación.
El caso fue dado a conocer en medio del brote de sarampión que afecta a Estados Unidos y otros países del mundo, originado principalmente por la creciente tendencia antivacunas. De acuerdo al medio norteamericano, Oregón es precisamente uno de los estados que tiene la tasa más alta de residentes no vacunados, con 7,5% de preescolares que no han sido inmunizados por razones que van más allá de lo médico.
En el caso específico del tétanos, una enfermedad producida por una bacteria que se contagia a través de heridas abiertas y que pone en riesgo la vida, la vacuna fue introducida en la década de los '40, tras lo cual la incidencia del mal bajó drásticamente.
Hoy en día los casos de tétanos se registran casi exclusivamente en personas que no han recibido todas las dosis de la vacuna o, directamente, no están inmunizadas, como el niño de Oregón.
Tras más de un mes de hospitalización y 17 días de rehabilitación, el pequeño pudo retomar su vida normal. Pero a pesar de todo lo que pasó su hijo, los padres del niño afectado decidieron no vacunarlo ni contra el tétanos (padecerlo no entrega inmunidad) ni para protegerlo de ninguna otra enfermedad.
Es por eso que sus médicos tratantes decidieron publicar el caso para crear conciencia respecto a la importancia de las vacunas. "Cuando ves a una persona sufriendo por esta enfermedad, entiendes completamente por qué inmunizamos (...) Esto no debería pasar en nuestro país", enfatizó Guzman-Cottrill.