Catalina Muñoz Arranz fue arrestada el 24 de agosto de 1936, en la localidad española de Cevico de la Torre, acusada de participar en manifestaciones en contra del golpe de Estado impulsado por Francisco Franco. La mujer de entonces 37 años,
estaba casada y tenía cuatro hijos.
Mientras
su marido, Tomás de la Torre, fue encarcelado bajo el cargo de asesinato,
Catalina fue juzgada y, aunque las pruebas en su contra eran escasas, fue
condenada a muerte. Falleció fusilada y su cuerpo fue enterrado sin ataúd en una fosa.
Setenta y cinco años después, un grupo de arqueólogos que buscaban restos de víctimas de la Guerra Civil Española, se llevó una sorpresa al encontrarse con un juguete infantil junto a uno de los cadáveres.
"Parecía una broma", recordó en declaraciones al diario El País la antropóloga Almudena García-Rubio. El juguete,
un sonajero o cascabel de llamativos colores,
fue analizado por un etnógrafo, quien tras someterlo a unos análisis determinó que
podía datar de la época de la Guerra Civil. Esto porque estaba fabricado de celuloide, un plástico desarrollado en 1870.
"Este es el
objeto más llamativo y conmovedor que haya podido salir de una fosa", agregó García-Rubio.
Y,
¿a quién pertenecían los restos que estaban con el juguete? Según registros locales, los huesos
eran de Catalina Muñoz Arranz, por lo que
el sonajero sería de su hijo menor, quien entonces
tenía solo nueve meses de vida.
Crédito: El País / Captura."
De mi madre no recuerdo nada (...) No sé qué cara tenía, porque no tenemos ninguna foto suya", sostuvo al medio español
Martín de la Torre Muñoz, un hombre
de 83 años, que ha llevado una vida muy esforzada, ya que trabajó desde los ocho años y nunca fue al colegio.
Martín
no conoció a su madre y fue criado por una tía. É
l era el dueño del juguete hallado junto a los restos de Catalina.
Lucía, la hermana de Martín, es la única que tiene
recuerdos de la detención de su madre. La mujer de actuales 94 años, señaló que Catalina
salió corriendo con su hermano en brazos,
se cayó y fue ahí cuando
la atraparon. ¿Y el sonajero? Lucía cree que su madre lo tenía en el delantal que llevaba puesto ese día.
La
familia De la Torre Muñoz nunca habló de lo sucedido a su madre hasta ahora, que
gracias al hallazgo del juguete pudieron conocer dónde estaban enterrada Catalina. Es por esto que Martina, la hija de Martín, quiere reclamar los restos de su abuela para enterrarlos junto a los de su abuelo.
Asimismo, desea
recuperar el juguete que era de su padre y guardarlo en una urna, para que así sus hijos y nietos conozcan la historia familiar.
Martín junto a su hija Martina y su esposa. Crédito: El País / Captura.