Sentir un
olor y recordar a alguien o algún momento del pasado, puede llegar a ser muy reconfortante o todo lo contrario. Los
aromas de los perfumes de las personas son difíciles de olvidar y se pueden llegar a convertir en el distintivo de cada uno.
Entrar a una tienda y que no tenga un olor amigable a la nariz del cliente puede llegar a ser fatal, provocando el desagrado de la persona por estar más de cierto rato, y haciendo que algunos prefieran irse del lugar antes de ver qué se vende.
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El perfume es la forma más intensa del recuerdo", aseguró alguna vez
Jean Paul Guerlain, un famoso perfumista francés que se dedicaba a crear fragancias nuevas. Una profesión muy conocida en países europeos, pero no tanto en Latinoamérica y menos en Chile.
Sin embargo, a pesar de que existen pocas personas que trabajen en el negocio de crear olores nuevos, la ingeniera química chilena
Karen Henríquez (55) lleva más de 30 años dedicándose a la invención de aromas para productos, que van desde el ámbito de la limpieza hasta la del cuidado personal.
A través de la empresa
Cramer, la que crea sabores y olores para los diferentes productos que se les asignan, se desempeña como perfumista, creando nuevas fragancias para cada artículo que se venderá, intentando dar un sello único a cada uno de estos.
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Sin duda, las fragancias eran lo mío. Y aunque se puede pensar que es un don natural, tiene demasiado que ver con un oficio, con 'entrenar la nariz' todos los días y encantarte con los aromas que te rodean", recuerda Henríquez.
El camino a ser perfumista
Todo partió desde que en la casa de su abuela podía sentir el
aroma de las flores. Siempre pudo diferenciar los distintos olores de cada una de estas y reconocerlas cuando pasaba por los jardines. Además, cuando sentía que alguien estaba cocinando, rápidamente se interesaba por los distintos olores que emanaban, pero sin darle una mayor importancia.
Con el tiempo y por coincidencias de la vida, Karen pudo encontrar su verdadera pasión y llevarlo al lado profesional,
creando fragancias al gusto y según las peticiones de los clientes que atienden en la empresa, donde muchos llegan con solicitudes como desarrollar aromas frescos, modernos, clásicos, y ellos deben interpretarlo y llevarlo a la práctica.
La química, ganadora del premio
Actualidad Cosmética en Brasil 2017, galardón conocido como el "Óscar de la perfumería", cuenta que el entrenamiento del lenguaje olfativo requiere de años. Es un proceso que finalmente va mucho más allá del campo laboral y permea todos los aspectos de la vida de un perfumista. Además, agrega que existen dos tipos de profesionales, los más técnicos y los que van por el lado más creativo.
"Para llegar a serlo tienes que partir descubriéndote a ti mismo, a tu organismo, tu capacidad olfativa, de memorizar, de descubrir los olores que ya tienes en tu mente; es como hacerte una introspección. Y después viene todo el proceso de conocer las materias primas, cómo huele cada una, descubrirlas en tu casa, en un perfume, en tu día a día", cuenta Karen.
"Al final, con el tiempo,
empiezas a memorizar un montón de olores en forma consciente y también en forma inconsciente, empiezas a recordar y a reconocer, y un día te ves en el supermercado, comprando cualquier cosa, y lo primero que haces es olerlo, y te das cuenta que estás oliendo todo, o si vas caminado por la calle y pasa alguien con un perfume, tú reconoces sus componentes. Estás siempre clasificando notas, descubriendo descriptores en todas partes, inconscientemente, porque yo creo que esto se transforma en una deformación profesional", comenta la experta.
A gusto del consumidor
En materia de preferencias, "
las personas en Chile en general todavía son clásicas y les gustan más bien los aromas que son similares a los que ya existen", cuenta Karen.
Además, la química cuenta a
Emol que cada vez que llega un nuevo cliente a la empresa, ella debe
descifrar qué es lo que busca cuando necesita un perfume o aroma en algún producto, con descripciones como modernos o clásicos y llevar a la práctica eso en un olor específico.
Productos de limpieza para la casa, cremas corporales, cosméticos y perfumes para el día a día, son algunos de los artículos a los que tiene que agregarle algún aroma específico, y que sea reconocible y agradable para el comprador.
"Actualmente yo trabajo con otros creadores, guiándolos, soy
'nariz evaluadora', hago lo mismo que un diseñador. Al crear digo: 'me gustó, pero necesito que lo hagas con más canela, o más cítrico, o la rosa está muy evidente", explica. "Así, como si estuviéramos cambiando el diseño de un vestido, en vez de tela y alfileres, tenemos un abanico de esencias para equilibrar en su justa medida", relata Karen.
Con respecto a qué debe tener un buen perfume, Karen cuenta que esto es algo subjetivo, y que depende de cada persona y de lo que las fragancias le evoquen a cada uno. "Por ello
sabes que es un perfume bueno para el cliente cuando ves que le genera identificación, sensaciones placenteras y lo estimula", finaliza Henríquez.