Detrás de los focos, la alfombra roja y los exóticos looks de artistas, el
Festival de Cannes esconde una realidad menos glamurosa: despegues de jets privados, enormes yates en el puerto y kilos de comida en la basura, lo que ha sido catalogado como un
"inmenso despilfarro" por las asociaciones de ecologistas.
Durante 12 días, la ciudad francesa se adorna y prepara para recibir a cineastas y estrellas de todo el mundo, pero la
Asociación para la Defensa del Medioambiente y la Naturaleza (ADEN) aseguró que detrás de esta imagen glamurosa, este festival excepcional también conlleva una contaminación desmesurada.
"Durante el festival, la población se triplica, y toda esta gente se desplaza. Los profesionales y artistas vienen en avión al aeropuerto de Cannes y Niza, una hilera de coches a menudo precedidos de motos con sirenas los llevan a los hoteles para evitar los atascos,
inmensos yates en la bahía hacen funcionar sus motores todo el día para tener electricidad", lamentó la presidenta de la asociación,
Geneviève Huchet.Los técnicos cambian la alfombra roja tres o cuatro veces al día, se reparten a los profesionales miles de impresos en papel brillante, que muchas veces acaban en el mar, agregó la activista, denunciando un "consumo frenético".
En
2015, según los últimos datos disponibles, el festival generó
1.900 toneladas de desechos adicionales, afirmó la asociación.
"Sin duda queda mucho trabajo por hacer en la organización del festival para que sea más ecológico", lamentó el pasado viernes en Cannes el director francés y activista
Cyril Dion, donde aprovechó de llamar a las personas del mundo de cine a actuar contra la crisis del medioambiente.
Los yates
Los activistas ponen el grito en el cielo con los beneficios que rodean a las numerosas estrellas que llegan a Cannes.
"Se anticipan las demandas de las estrellas, se imaginan sus deseos de encargar flores, a veces de cambiar la decoración de la suite, se imagina lo que les gustaría comer, incluso si no será consumido" y acabará en la basura, insistió
Huchet.
En alta mar,
los fuegos artificiales lanzados desde los yates al final de las fiestas generan una contaminación de partículas finas con elementos que caen al mar. También provocan
contaminación luminosa que perturba a las aves marinas, advirtieron de la asociación.
Pero lo peor de todo son los innumerables
jets que sobrevuelan la zona desde el inicio del festival y durante todo el verano.
Ruidos molestos y jets privados
En 2018 el aeropuerto de Cannes, situado en la ciudad, registró 1.700 movimientos (aterrizajes y despegues) de aviones de negocios durante el mes de mayo, es decir, 54 por día, y más de 2.000 en pleno verano, según cifras del aeródromo.
El nivel de ruido puede superar los 80 decibelios para los aparatos con los parlantes más grandes. Normalmente el ruido ambiente, excepto en eventos aeronáuticos, es inferior a 50 decibelios, recordó la
Asociación de Defensa Contra la Contaminación Sonora (ADNA).
"Las estrellas están muy bien, pero con sus jets ruidosos, nos arruinan la vida. Ya no podemos estar con las ventanas abiertas durante este período", se lamentó
Albert Dauphin, su presidente.
Además, los vecinos se suelen encontrar queroseno en su jardín debido a la combustión incompleta de los pequeños aparatos que sobrevuelan la zona urbana.
"Muchas estrellas se muestran como defensores del medioambiente, y después en la realidad hay algunas paradojas", observó el alcalde de Cannes,
David Lisnard, que negó sin embargo que haya una tolerancia especial con los famosos. Si el actor
Leonardo DiCaprio,
gran defensor del medioambiente y también adepto a los yates, "vaciara el aceite de su barco en la bahía de Cannes, se llevaría una multa como los otros", aseguró.