El rey Alberto II junto a la reina Paola.
EFE
El
rey Alberto II de Bélgica
no tiene razones para evitar someterse al test de ADN que le reclama su
supuesta hija ilegítima Delphine Boël para probar su paternidad, según su abogado Guy Hiernaux, quien asegura que
el monarca emérito "sufre enormemente" por el proceso judicial.
"No hay razón para que rechace" hacerse la prueba, dijo Hiernaux en declaraciones que recoge el diario "La Libre Belgique", en las que además
desmintió sus palabras en un artículo publicado por "The New York Times" en el que
confirmaba que el monarca se sometería al examen después de que un tribunal belga le pidiera pagar 5.000 euros por cada día que pasara sin realizarlo.
Afirmó que sus palabras fueron malinterpretadas y distorsionadas por el periódico estadounidense.
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Yo dije que pensaba que iba a estar de acuerdo en someterse al test de ADN, en la medida en que había conseguido que el test permaneciera en secreto hasta la decisión del tribunal de apelaciones" que lleva el caso, indicó el jurista, lo que puede llevar varios años.
"Pero en este momento, no sé todavía lo que ha decidido", añadió.
Hiernaux señaló que su cliente está "minado" por este asunto y que se le sigue "persiguiendo" sobre esta historia, "que se remonta a hace 50 años", mientras que "su estado de salud está lejos de ser bueno".
Como en ocasiones anteriores, al ser consultado, el Palacio Real recalcó que no realiza ni comentarios ni declaraciones oficiales sobre este procedimiento legal.
De no someterse a esta prueba, el rey emérito podría enfrentarse a una multa de 5.000 euros por cada día que se niegue a realizar el test de ADN para verificar si es el padre de Boël.
El pasado 25 de octubre, la Corte de Apelación de la capital sentenció que el hasta entonces considerado padre biológico de Böel no lo era.
El tribunal encargó a un hospital bruselense proceder en tres meses a realizar una evaluación genética que permitiese establecer o no un vínculo de paternidad entre Böel y Alberto II, quien abdicó en su hijo Felipe en 2013.
Boël presentó su primera demanda de paternidad al antiguo jefe del Estado belga en 2013.
La existencia de esta presunta descendente salió a la luz en 1999, como consecuencia de la publicación de una biografía no autorizada de la reina Paola, esposa de Alberto II.