Una pareja de Nueva York
demandó a una clínica de fertilidad después de que la mujer
diera a luz a dos bebés que no tenían
ningún parentesco ni con ella y su marido ni entre ellos.
Los demandantes -identificados tan solo por sus iniciales, A.P y Y.Z- presentaron una demanda a principios de mes en un tribunal de Brooklyn, en la que
reclaman una compensación por los daños sufridos, que describen como "
lesiones emocionales importantes y permanentes de las que no se recuperarán".
La pareja comenzó en enero de 2018 un proceso de fecundación in vitro (FIV) en la clínica CHA de Los Ángeles después de
seis años casada sin poder concebir un hijo.
Los médicos
consiguieron crear ocho embriones con su esperma y óvulos y procedieron a una
primera implantación en julio de 2018, pero no fue exitosa. Así,
en agosto volvieron a intentarlo y, en este caso, aseguraron a la mujer que
estaba embarazada de dos mellizas.
Pero
tras las primeras ecografías empezaron a aparecer las dudas: estas mostraron que
los fetos eran dos niños, a pesar de que tan solo uno de los ocho embriones fecundados era masculino y no se había implantado en el útero de la mujer.
Según la demanda, los médicos de la clínica "les aseguraron que eran chicas" y que todo iba bien.
En marzo de este año la mujer dio a luz por cesárea a dos varones que no tenían rasgos asiáticos, a pesar de que los padres lo son.
Las pruebas genéticas confirmaron que ni el hombre ni la mujer "estaban genéticamente relacionados con los bebés" y que ni siquiera "los dos bebés estaban genéticamente relacionados entre ellos", según especifica el escrito de 28 páginas.
Los dos recién nacidos eran hijos de otras dos parejas que se habían tratado en la clínica, quienes ahora tienen las custodias de los bebés. Los demandantes todavía no saben qué pasó con sus embriones.
Los frustrados padres creen que desde la clínica están escondiendo el paradero de los embriones, y que estos nunca fueron descongelados, se perdieron o fueron destruidos, de acuerdo con la denuncia. Así, la pareja denunció a la clínica y a dos de sus doctores, Joshua Berger y Simon Hong, alegando error profesional, negligencia, incumplimiento de contrato y publicidad engañosa.
Ahora piden que la clínica les devuelva los más de 100.000 dólares que pagaron por el tratamiento y que les paguen los gastos médicos futuros, los salarios perdidos y los daños punitivos.
Por su lado, la clínica, que en su página web asegura ofrecer "el mayor grado de cuidado personal" y presume de haber "hecho realidad los sueños de decenas de miles de aspirantes a padres", no ha querido hacer comentarios.