Con la perspectiva de
pasar dos semanas en alta mar, nutriéndose a base de alimentos deshidratados y usando una cubeta como retrete,
Greta Thunberg reconoce que un velero de competición no es el método más cómodo de cruzar el Atlántico.
Pero esta activista sueca de 16 años decidió utilizar el único medio de transporte a su alcance capaz de llevarla hasta Nueva York (EE.UU.) -donde participará en una cumbre sobre el cambio climático de Naciones Unidas- sin generar emisiones de carbono. Posteriormente,
Greta emprenderá rumbo a Chile, para la COP25 a celebrarse en diciembre en Santiago.
"
Fui a navegar ayer, para probar, y
fue muy divertido. Así que creo que
esto se parecerá bastante a una aventura", declaró a bordo del
"Malizia II", un velero de competición de 18 metros de eslora, atracado en el puerto inglés de Plymouth (suroeste).
Era la
primera vez que navegaba, y se mareó, según cuenta, aunque esto
"te lo puedes esperar".
Pierre Casiraghi, un miembro de la familia real de Mónaco
, le ofreció su barco gratuitamente para que recorriera las 3.000 millas náuticas hasta Nueva York.
Lo pilotará él, junto al marinero alemán Boris Herrmann.
El "Malizia II", un velero monocasco con planchas de aluminio que favorecen su flotación, fue armado en 2015, y desde entonces fue equipado con unos
modernos paneles solares y unas turbinas marinas.
Estas
generan más electricidad de la necesaria para hacer funcionar sus instrumentos de navegación: pilotos automáticos, destiladores de agua y un laboratorio de abordo que analiza el agua para averiguar los niveles de CO2.
En su interior, es
oscuro, angosto y funcional.
Fue ligeramente adaptado para Thunberg, que viajará con su padre, Savante, y un cineasta, para los que
se añadieron unas literas de estilo hamaca, colchones y cortinas.
Greta junto a su padre Svante (al centro) y Boris Herrmann, capitán del "Malizia II". Crédito: EFE.
El barco
no tiene cocina, más allá de un hornillo de gas para calentar agua y así rehidratar los paquetes de comida vegana liofilizada (el único combustible fósil empleado a bordo).
El WC es un balde de plástico azul, que lleva escrito en rotulador blanco "solo caca, por favor", y que
se usa con una bolsa biodegradable que puede tirarse al mar una vez utilizada.
"El modo de vida en este barco
es algo así como una acampada en la montaña, tienes un colchón y un saco de dormir, una linterna frontal y ya está", explicó Herrmann.
"Inaudito"
El marinero afirma que algunos creen que
llevar a tres personas que no tienen experiencia en navegación para una travesía tan ardua
es algo "loco", pero él afirma que
no teme por su seguridad, solo porque se sientan cómodos.
Herrmann ha navegado por todo el mundo tres veces y estará apoyado por
un equipo en tierra, que
seguirá los movimientos del barco y los avatares del clima.
El velero puede viajar hasta a 35 nudos (70 km por hora), pero Herrmann afirma que
irán un poco más despacio,
sobre los 10 nudos (20 km por hora).
Además, tomará
una ruta un poco más larga de la habitual para intentar
evitar las peores tormentas.
El
"Malizia II" -cuyo nombre obedece al
ancestro de Casiraghi que se apoderó de Mónaco, conocido como
"el malicioso"- está diseñado para navegar de forma rápida y suave, tiene una quilla pivotante de 4,5 metros, que hace
difícil que dé una vuelta de campana.
"
La seguridad, realmente,
no es un problema", declaró Herrmann mientras llevaba a cabo los últimos preparativos.
"Más bien, es que esto es algo que nunca ha ocurrido antes,
que alguien con cero experiencia en navegación se meta en un barco así y cruce el Atlántico, es algo inaudito", explicó.
"Esto solo muestra algo sobre
Greta, muchas de las cosas que hace son insólitas".
La propia joven a
segura que no está asustada, lo único que
le preocupa es no estorbar.
"Creo que
pasaré mi tiempo leyendo mucho, y
sentándome y
contemplando el océano. O, simplemente,
paseando por el barco", comentó.
El "Malizia II" solo tiene una pequeña cocinilla para calentar agua y el WC es un balde azul. Créditos: AP.La nave tiene un timón que puede usarse manualmente, pero la tecnología de abordo hace que el pilotaje del barco se parezca más al de un avión que al de un velero.
"El piloto automático está activado, el barco está navegando, y entonces vemos las previsiones meteorológicas y la producción y consumo de energía, comprobamos que todos los sistemas funcionan bien, y vamos vigilando", indicó Herrmann.
"Para eso nos turnamos, probablemente, trabajamos una hora, descansamos otra, nos alternamos las noches de sueño", añadió.
"El objetivo es llegar sanos y salvos a Nueva York", recalcó.