La
Universidad de Boston, en Estados Unidos, fue condenada por un tribunal a pagar la suma de US$ 144 mil (más de $100 millones) a una ex trabajadora que después de ser diagnosticada con
depresión postparto, fue despedida de su cargo.
Todo comenzó en
2016, cuando María Alves (40), quien llevaba trabajando nueve años en el área de administración de la casa de estudios, días después del nacimiento de su primer y único hijo, empezó a tener sentimientos de ansiedad y preocupación que pensó que eventualmente desaparecerían.
Sin embargo, cuando los sentimientos continuaron y empeoraron semanas después del parto, Alves le pidió a su entonces empleador una
extensión de su licencia de maternidad, permiso que le fue concedido.
Días después, la madre fue diagnosticada con
depresión postparto por lo que tuvo que pedir a su empleador una licencia médica adicional para tener más tiempo para su recuperación. Sin embargo, el permiso se le negó y
fue despedida de su trabajo. "
Financieramente fue drástico.
Tuve que empezar a agotar mis tarjetas de crédito porque tenía un recién nacido que alimentar, junto con nueva ropa y pañales que comprar", aseguró Alves, quien es madre soltera, en una reciente entrevista donde relató su caso al programa "Good Morning America".
Al revelar su situación a sus familiares, uno de estos le recomendó
tomar acciones legales por lo que comenzó su lucha contra la institución.
Sentencia
A tres años de su despido, esta semana un jurado del Tribunal de Suffolk, estado de Massachusetts, le otorgó a Alves un total de
144 mil dólares para compensar daños por salarios perdidos y angustia emocional provocados por su empleador.
En la sentencia, el jurado dictaminó que la Universidad de Boston violó las leyes de discriminación de Massachusetts, específicamente por
discapacidad y condición médica, basándose en el diagnóstico de depresión postparto de Alves.
"Creo que hice lo correcto al responsabilizar a la universidad.
La depresión postparto es real, pero desafortunadamente cuando la tienes no quieres hablar de ella y no quieres exponerte por miedo a perder tu trabajo", afirmó Alves.
La mujer, quien había sido ascendida meses antes de su embarazo, afirmó en su demanda que la universidad no trabajó con ella para proporcionarle una acomodación razonable. Uno de sus abogados
Matthew Fogelman, aseguró que "
los empleadores tienen que conceder una acomodación razonable a menos que puedan demostrar que los empleados son una carga".
"Creo que es notable", señaló Fogelman acerca de la decisión.
"Los empleadores deben estar preparados para saber cómo manejar no solo la licencia de maternidad, sino que también otras complicaciones, ya sea una condición mental o física después del parto. Tal vez tengan que contratar a un empleado temporal, quizás pedir prestado a otro trabajador de otro departamento, u otorgarle la opción a la persona de poder trabajar desde su casa", añadió, asegurando que la madre podría llevarse un total de 182 mil dólares por los intereses durante el juicio que empezó en 2017.
La Oficina de Salud de la Mujer de Estados Unidos considera la
depresión postparto como una enfermedad mental grave,
durante la cual los sentimientos de tristeza y ansiedad pueden ser extremos y pueden interferir con la capacidad de la mujer para cuidar de sí misma o de su familia.