La llegada de diciembre y sus celebraciones para muchos significa tener que dejar de lado actividades deportivas y las precauciones con algunas comidas más calóricas. Sobre todo, en las noches de
Navidad y Año Nuevo, las que suelen destacarse por incluir aperitivos, tragos, comidas contundentes y grandes postres que hace a varios sentires culpables al día siguiente.
Además, las variadas celebraciones de amigos secretos, paseos de oficinas y eventos de fin de año también pueden generar desequilibrios en la rutina diaria de los alimentos que se consumen normalmente. Pero, ¿podrían estas salidas de dieta realmente
hacer a una persona aumentar su peso corporal, y cuán grave es esto?
Según los expertos del
Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) la época navideña presenta un mayor riesgo para el aumento de peso en la población adulta e infantil, y que bastan solo dos semanas de malos hábitos alimenticios, acompañados por sedentarismo o disminución de la actividad física habitual para despuntar en un aumento de la grasa corporal y visceral, aún si el peso no sufre demasiado.
Este aumento, según los datos del IMEO, puede comprender entre los
tres y cinco kilos de media durante esta época. Así, los expertos recalcaron que este aumento progresivo del peso puede favorecer problemas de salud asociados, como diabetes mellitus, hipercolesterolemia, hipertensión arterial, gota, dislipemias o hígado graso entre otras.
Además, los dietistas señalaron que el problema no es solo las noches de celebración mismas, sino que también los días posteriores donde se
suelen utilizar las sobras de comida para los almuerzos, por ejemplo.
Es por esto, que los expertos aconsejaron realizar un consumo moderado y lo más ocasional posible, mantener una
dieta equilibrada en los días que rodean los festivos, compensar un exceso en la comida el mismo día o el siguiente con menú ligero y digestivo y no abandonar la actividad física.
Recomendaciones prácticas
Cecilia Sepúlveda, presidenta del Colegio de Nutricionistas, recomienda para la noche de Navidad o Año Nuevo reemplazar las bebidas azucaradas por
aguas saborizadas con frutas o hierbas, como manzana con canela, naranja-canela, menta-limón o albahaca-jengibre.
"Se puede hacer una rica cena
sin necesidad de usar frituras o alimentos procesados, es bueno volver a lo simple y natural, un puré de papas con un poco de cebolla caramelizada, cambia, se hace diferente.
Moderar el tamaño de las porciones, y lo más importante es compartir más allá de la comida", indica Sepúlveda.
Por otro lado,
Rubén Bravo, experto en nutrición y gastronomía de IMEO, indica que el truco a la hora de resistir la tentación de picoteo es
buscar la sensación de saciedad antes de llegar a la comida principal.
"Nuestro sistema digestivo tarda unos 20 minutos en comenzar a enviar al cerebro las señales de saciedad, de modo que podemos utilizarlo para
engañar al estómago e ingerir menos cantidades y calorías", comenta Bravo, agregando que, "
las verduras o la fruta ingeridas antes de la comida ayudan a limitar la absorción de grasa hasta en un 30 por ciento".
Además,
comer despacio y masticar bien ayudará a evitar la sensación de hinchazón, pesadez estomacal y la presión de los gases, al mismo tiempo que favorece el disfrute de la comida e impide ingerir compulsivamente y comer más de lo necesario, puntualiza el experto.
En la comida, es mejor
evitar tanto el pan como los platos tradicionales a base de pasta, arroces o legumbres, ya que son muy energéticos y el cuerpo no podrá metabolizarlos tan rápido, relata Bravo.
En cuanto al postre, los expertos recordaron que los
dulces típicos ricos en calorías, grasas y azúcares son altamente adictivos y constituyen "el grueso" del peso que se suele ganar durante la época navideña. Recomiendan
reservar su consumo para fechas señaladas, limitándolo a una o dos raciones para evitar caer en excesos o atracones.