La pandemia ha dejado en evidencia que los escenarios son inciertos. Desde el teletrabajo, hasta las ventas online, todas las industrias se han visto en la necesidad de modificar la manera en que operan. En ese sentido, las empresas tuvieron que aprender a ser muy ambidiestras, a sobrevivir y adaptarse, en el corto plazo, a lo que iba sucediendo. Por otro lado, también tuvieron que animarse a desafiar el negocio una y otra vez, pensando en cómo reinventarse.
Desde el 2017, en Banco Bci han implementado una nueva forma de trabajo ágil. Los llamados “Flujos de valor” y “células”, donde cada flujo de valor representa alguna necesidad de los clientes ya sea, de un segmento, desde un producto o en un canal, dentro de estos Flujos se encuentran, “células”, un grupo de 10 personas autónomas que cuenta con un liderazgo compartido por 3 roles, uno que lleva la voz del cliente, otro que tiene la visión técnica y un tercero que visibiliza y gestiona el trabajo del equipo.
Dentro del equipo hay distintas especialidades y roles, sin embargo, la ausencia de un colaborador no limita el trabajo de los otros, ni el logro del propósito del equipo, dado que todos están capacitados para realizar las mismas funciones.
Con respecto a lo anterior, y teniendo como concepto principal la agilidad, la gerente del Centro de Excelencia Agilidad Corporativa de Banco Bci, María Asunción Lyon, sostuvo que “nosotros tenemos el propósito de atrevernos a hacer una diferencia, y esto ha sido siempre. Somos un banco que busca la innovación y, en ese sentido, la agilidad nace como una respuesta para acelerar la innovación al servicio de los clientes. La agilidad es una capacidad que puede tener una persona, un equipo o una organización completa. Es la capacidad de moverse a la velocidad de los cambios del entorno de manera efectiva entregando valor continuamente”.
“Esta capacidad permite que la empresa gestione el hoy y siga evolucionando hacia el futuro de manera competitiva. Te da marcos de trabajo y principios que ayudan a pensar y funcionar de una manera distinta, sin embargo, esto requiere de mucha más disciplina de la que uno se imagina, e implica un cambio cultural importante. Esta forma de trabajo genera espacios y roles para conectar entre las personas y áreas, las cuales colaboran para ser una organización en red”, agregó.
¿Cómo se traduce la agilidad en el día a día?
Antes, las empresas desarrollaban soluciones que debían ser pensadas para durar mucho tiempo, porque la adopción de estas también era lenta y, claramente, para eso tenían una forma de trabajo muy burocrática y jerárquica, con muchos controles, validaciones y una documentación exhaustiva.
Actualmente, las soluciones son evolutivas y dinámicas porque las necesidades de los clientes también lo son, por lo mismo, estos procedimientos son de rápida adopción o rechazo, lo que exige mayor experimentación continua y en menor escala.
En ese sentido, en Banco Bci se han implementado nuevas formas de trabajo que, según la gerente del Centro de Excelencia Agilidad Corporativa de la compañía, se traducen en lo siguiente:
- Matricialidad: Hoy nos organizamos con mucha matricialidad, pasando de una visión vertical/funcional a una horizontal de cara a los clientes.
- Redarquía: Pasar de la jerarquía a la redarquía. Entendemos a la organización como un sistema en RED mucho más interconectada y flexible, que acelera el flujo de decisiones y que, además, hoy incluye más frecuentemente la voz del cliente.
- Planificación: Otra diferencia es que ahora ajustamos sistemáticamente nuestros planes y proyectos, pasando de tener una planificación anual a una de cuatrimestre que se modifica de acuerdo con los cambios del entorno y a la búsqueda de valor, alineada con la estrategia.
- Objetivos: Dimos un giro en la forma de ver los objetivos. Actualmente, son aspiraciones, es decir, no solo miramos el pasado para definir una meta o supuestos, sino que aspiramos a algo mucho mayor, “algo que hoy con las mismas condiciones y soluciones no podemos lograr”.
- Metas e incentivos: Eran más tendientes a evaluar el aporte individual, mientras que hoy, se incentiva la mirada colectiva, donde todos aportamos a un objetivo común, porque sabemos que solos no podríamos lograr.
“Queremos extender la capacidad de agilidad en toda la organización. Si bien, partimos de a poco, hoy pretendemos llevar los principios y algunas prácticas de agilidad a más áreas de la empresa. En distintos modelos, la idea es que todos los colaboradores sean ágiles. Sin duda, quedan muchas cosas por trabajar como, por ejemplo, temas de sostenibilidad, mentalidad y liderazgo, sin embargo, nuestra meta está puesta en ser una organización cada vez más ágil”, concluyó Lyon.