En 2016, un grupo de cinco jugadoras -Alex Morgan, Megan Rapinoe, Becky Sauerbrunn, Hope Solo y Carli Lloyd- presentaron una queja a la Comisión de Igualdad de Oportunidades en el Empleo, en la que reclamaban una discriminación de pagos por parte de la federación.
Esta queja fue seguida por una demanda en una corte federal en 2019. Después de años de entrega de documentos y audiencias, ambas partes llegaron a un acuerdo en febrero, con la federación accediendo a pagar 24 millones de dólares: US$ 22 millones a las jugadoras y US$ 2 millones para establecer un fondo que beneficiara a las futbolistas después de sus carreras. Todo esto estaba sujeto a que se llegase a un nuevo acuerdo de negociación colectiva.
Pero la lucha en realidad data desde 1995, cuando un grupo de jugadoras de alto perfil, incluyendo a Mia Hamm, Michelle Akers y Kristine Lilly, fueron separadas en un campo de entrenamientos previo a los Juegos Olímpicos por parte de la federación, debido a un desacuerdo por el pago de incentivos. La asociación había ofrecido un premio sólo por la medalla de oro, pero las jugadoras pedían también recibir algo por conseguir alguna otra medalla. En la selección masculina, en tanto, existían premios por triunfo.
Esa disputa se resolvió rápidamente, pero fue la primera de muchas acciones -algunas más sutiles que otras- por parte del equipo femenino durante los años, para asegurar un trato y pago igualitario.
Entre los principales componentes del acuerdo colectivo está la distribución equitativa de los premios de la Copa del Mundo. Esto tiene varias partes, pero el dinero ganado por ambos equipos en el torneo más prestigioso, de ahora en adelante será unido en un solo fondo y luego dividido entre jugadores y jugadoras, mientras la federación se quedará con un 10% entre 2022 y 2023, y un 20% entre 2026 y 2027.
El equipo masculino ya está clasificado para el Mundial de Qatar de este año. El equipo femenino disputará el Campeonato de la Concacaf este verano boreal en México, donde se completarán las cuatro plazas disponibles para el Mundial de 2023, que tiene como países sede a Australia y Nueva Zelandia.
Las federaciones nacionales reciben dineros por la Copa del Mundo en base hasta qué fase logran acceder. La selección femenina de EE.UU. ha ganado las últimas dos Copas del Mundo, mientras que los hombres no lograron clasificar al Mundial de Rusia 2018.
La FIFA entregó US$ 400 millones para el Mundial masculino en 2018, incluyendo US$ 38 millones para el campeón Francia, mientras que sólo se entregaron US$ 30 millones para todo el Mundial femenino de 2019, contando US$ 4 millones para el campeón Estados Unidos. La FIFA incrementó la suma de premios a US$ 440 millones para Qatar 2022, de los cuales US$ 42 millones van para el campeón. El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, propuso duplicar la cifra de premios para el Mundial femenino de 2023, donde se incrementó el número de equipos participantes de 24 a 32.
Si la selección femenina de Estados Unidos continúa dominando en la Copa del Mundo, los jugadores del equipo masculino recibirán parte de esos dineros. La clasificación de los hombres a Qatar, por su parte, asegura que las mujeres también se beneficiarán.
La Federación de Estados Unidos recibe US$ 10,5 millones por parte de la FIFA sólo por el hecho de haber clasificado a la Copa del Mundo de Qatar: un mínimo de US$ 9 millones en premios y US$ 1,5 millones para su preparación. En contraste, la misma federación recibió apenas US$ 4 millones por haber ganado en la categoría femenina el Mundial de Francia, además de US$ 400 mil para preparación.
Las mujeres renunciaron a salarios garantizados en el nuevo acuerdo. Desde 2005, las jugadoras habían incluido un ingreso base en su convenio colectivo, mientras que los contratos de los hombres se basaban en un modelo de pago-por-juego, sumando ingresos por cada partido jugado, por triunfos o empates. A partir de ahora, las mujeres serán compensadas de la misma forma que los hombres.
El equipo masculino también accederá a servicio de guardería para niños durante todos los entrenamientos y partidos, algo que el equipo femenino ya tenía desde hace 25 años.
Los jugadores y jugadoras de ambos equipos obtienen fondos individuales de retiro y compartirán los ingresos comerciales por venta de entradas, en partidos controlados por la federación, con bonos adicionales en caso de que se vendan todas las entradas. Cada equipo también recibirá una porción de los ingresos por transmisiones televisivas, patrocinadores y otras asociaciones comerciales.
La lucha del equipo femenino estadounidense por el pago igualitario ya se ha expandido a otras partes del mundo. Y es muy probable que otros países sigan el mismo camino.
Pero la principal diferencia es que ninguna otra federación ha accedido a dividir el pago de los premios que entrega la FIFA, considerado uno de los principales obstáculos para llegar a una verdadera igualdad.
En 2007, Noruega se comprometió a pagar a ambos equipos salarios comparables. Esto ocurrió poco después de que su jugadora estrella, Ada Hegerberg, dejara el equipo por el trato injusto. La primera mujer ganadora del Balón de Oro recientemente volvió a sumarse al seleccionado noruego.
La federación de Países Bajos acordó en 2019 elevar la compensación del equipo femenino para igualar la de los hombres en 2023. Ese mismo año, las jugadoras de Australia consiguieron pago igualitario y otros beneficios similares a los de los hombres, incluyendo compartir los ingresos.
Otras federaciones que han tomado pasos para llegar al pago igualitario son Nueva Zelandia, Brasil e Inglaterra.
"Las cosas no se mueven con la rapidez que uno quisiera", dijo Cindy Parlow Cone, presidenta de la federación y ex futbolista de la selección. "Pero creo que el próximo paso para otras federaciones alrededor del mundo, es ver lo que hemos hecho y comenzar a hacerlo ellos. Y así también se alienta a las confederaciones y a la FIFA a igualar los montos de los premios", agregó.