Una fuerte ola de protestas se ha desatado en Irán tras la muerte de Masha Amini, una joven de 22 años que había sido detenida por la temida "policía de la moral".
La joven fue arrestada el pasado martes 13 de septiembre en Teherán, donde se encontraba de visita con su familia, por no llevar bien el velo.
Estando en una comisaría de la ciudad, bajo la custodia de dichos agentes, la mujer sufrió un coma y falleció tres días después en el hospital a raíz de un infarto.
El caso ha provocado gran indignación en ese país, donde muchos piensan que Mahsa fue torturada. De hecho, hay testigos que señalan que la joven fue golpeada dentro de un vehículo policial tras ser detenida.
La policía niega las acusaciones y afirma que la mujer "sufrió un repentino problema cardíaco", pero que "no hubo ningún contacto físico, negligencia o comportamiento inapropiado de parte de los policías" hacia ella, sino que se trató de "un incidente desafortunado".
Fiscalizan principalmente el uso del hiyab y el exceso de maquillaje
Este caso ha puesto en el foco del escrutinio a la "Gasht-e Ershad" ("Patrullas de la Orientación"), conocidas como "policía de la moral".
¿Cómo opera esta fuerza policial? Según detalla un reportaje de la BBC, desde la Revolución Islámica de 1979 hasta ahora Irán ha tenido varias formas de "policía de la moral".
Su función es hacer cumplir en público el estricto código de conducta islámico, centrándose en que las mujeres respeten la vestimenta establecida, sobre todo, el uso del velo.
Actualmente, es la "Gasht-e Ershad" la principal agencia encargada de esta misión. Está compuesta y respaldada por Basij, una fuerza paramilitar que inicialmente se movilizó para luchar en la guerra contra Irak en la década de los ochenta.
Por lo general, las patrullas de la "policía de la moral" consisten en una camioneta con agentes varones acompañados por mujeres vestidas con chador –velo que cubre la cabeza y todo el cuerpo–. Éstos se instalan en lugares públicos concurridos, como centros comerciales, plazas y estaciones de metro.
En la práctica, detienen a las personas –principalmente mujeres– que violan el código de vestimenta, con el fin de "promover la virtud y prevenir el vicio". Su atención está puesta principalmente en la revisión del hiyab –velo que cubre el cabello–, y también en desaconsejar el uso de cosméticos.
Los agentes tienen la facultad de detener a las mujeres que no llevan hiyab o lo usan incorrectamente, evaluando por ejemplo si muestran demasiado cabello. También determinan si su ropa es muy corta (los vestidos deben cubrir la rodilla), sus pantalones muy ajustados o si usan mucho maquillaje. También se prohíben los jeans rasgados y los atuendos brillantes.
Las personas detenidas reciben una notificación y, en algunos casos, son conducidas a un "centro correccional" donde se les da una lección sobre cómo vestirse y comportarse "con moralidad". Por lo general, las liberan el mismo día, entregándolas a un familiar varón. Aunque en ocasiones, los castigos también pueden incluir una multa, prisión o flagelación.
Según señala la agencia EFE, en el último tiempo, con la llegada a la presidencia del ultraconservador Ebrahim Raisí, ha aumentado la presión para que las mujeres cumplan con las estrictas reglas de vestimenta, a través de más arrestos por parte de la policía de la moral. Incluso se está estudiando el uso de software de reconocimiento facial contra las mujeres que no cumplan con la normativa en las calles.