En los últimos días la reina Letizia de España ha guardado los zapatos de taco y ha usado en su lugar, en viajes de Estado y actos oficiales, un calzado más plano y cómodo.
Aunque puede parecer un detalle estético, este cambio obedece a una recomendación médica, ya que recientemente fue diagnosticada con un neuroma de Morton –inflamación de los nervios del pie– y metatarsalgia crónica. Todo esto por el uso continuado de tacones.
¿Qué tan malos pueden llegar a ser los zapatos con taco? La kinesióloga Josefina Kutscher explica a Emol que éstos son "el peor" de los zapatos. "Hacen mal, primero, por la gravedad, porque estamos hechos para estar en plano; si tú levantas los talones, todo tu cuerpo va a tender a ir hacia adelante, entonces vas a compensar llevando la pelvis para adelante y el cuerpo para atrás y eso hace que aumente tu curva lumbar, para poder estabilizarse, sobrecargando la columna". Dice que "esto puede provocar dolencias de todo tipo, desde la punta de los pies hasta la cabeza: problemas de rodilla, de cadera, de espalda, de cuello..."
Otro punto en contra es que el taco no permite que caminemos de manera correcta, ya que "cuando uno camina, es el talón el que se apoya primero y le da toda la información al resto del pie para que pueda disipar toda la energía hacia los dedos y tener un buen caminar". "Pero con un taco, todo eso se pierde", apunta.
A eso se suma que "te acorta los músculos gemelos e isquiotibiales, que los necesitamos largos para movernos bien"; y otros males, como el ya mencionado neuroma de Morton y el típico juanete, que –explica– es una deformación provocada por los zapatos puntudos, pero también por los tacos, ya que "al estar de pie el peso debiera caer más hacia los talones, pero con el taco el peso se va para adelante y cae justo en el juanete, por lo que se empieza a deformar, a generar más hueso, porque no está hecho para soportar cargas".
Zapatillas de running, terraplén y hawaianas tampoco son recomendables
Pero los zapatos con taco no son el único tipo de calzado que puede afectar al pie y la postura corporal. La kinesióloga afirma que hay otros, que parecen mucho más inofensivos, que también pueden causar problemas.
Uno de éstos es la zapatilla de running. ¿Por qué? "A diferencia de caminar, cuando uno corre lo que se apoya primero es la parte del medio pie hacia adelante, pero si yo me pongo una zapatilla que tiene un realce en el talón me está obligando a que pise con el talón primero; y por eso es que hay tantos corredores con dolores de rodilla". Agrega que los amortiguadores que traen esas zapatillas son innecesarios, ya que "el pie está hecho para amortiguar".
"Lo natural es que nosotros estemos a pata pelá’, el ser humano por más de 5 millones de años vivió descalzo y nuestro pie está hecho para eso (...) el zapato debiera estar diseñado solamente para que no nos quememos (el pie) o no nos hagamos una herida"
Josefina Kutscher, kinesióloga
Los zapatos con terraplén también son potencialmente dañinos, debido a la rigidez de la base, lo que puede afectar la fascia, que es el tejido grueso en la planta del pie. La kinesióloga explica que la fascia "es como un elástico, que necesita movimiento, lubricación y flexibilidad; pero si tú pones al pie en un zapato duro, que no tiene flexibilidad, no le das la oportunidad de que estire y eso hace que esa fascia nunca se mueva, no se lubrique y se empiece a engrosar y a inflamar", lo que se conoce como fascitis plantar.
La hawaiana es otro tipo de calzado que la experta tampoco recomienda. "Uno tendería a pensar que son buenas, porque son planas, son flexibles y anchas, pero el problema es que no se adhieren a tu pie; entonces, para poder caminar y que no se te salgan, tienes que hacer una fuerza con tus dedos y haces una distorsión de la forma normal de caminar", detalla.
"Zapatos minimalistas" y otras alternativas para poder caminar mejor
La especialista afirma que "lo natural es que nosotros estemos a pata pelá'", ya que "el ser humano por más de 5 millones de años vivió descalzo y nuestro pie está hecho para eso".
"Si te sacas los zapatos, te pones a caminar y te duelen duelen los pies, es porque tus pies están enfermos (...) están acostumbrados a usar un soporte externo para poder sobrevivir"
Josefina Kutscher, kinesióloga
Por eso, explica que "al poner el pie en un zapato que tenga realces, arco, que te afirme el tobillo... estás haciendo que el pie no tenga la información natural para poder funcionar bien, y ahí empiezan todos los problemas hacia arriba: de rodilla, de cadera... al final muchos problemas que creemos que son por la cadera o por la rodilla son porque el pie no puede hacer bien su trabajo y empieza a haber compensaciones hacia arriba".
Entonces, ¿qué zapato usar? Kutscher señala que "el zapato debiera estar diseñado solamente para que no nos quememos (el pie) o no nos hagamos una herida, y para cumplir esa función tiene que ser solo un pedazo de cuero, que deje que tus dedos estén abiertos, que sea totalmente plano y que no te afirme de ninguna manera. Al final es como un calcetín".
Para cumplir esto tal cual existen los llamados "zapatos minimalistas", que en apariencia lucen como una zapatilla normal, pero son totalmente planos, flexibles y con la zona de los dedos más ancha. Por ahora no se confeccionan en Chile, aunque hay quienes los traen de Europa y Estados Unidos, donde están más extendidos.
Pero también hay algunas alternativas más locales, como las sandalias de goma (tipo Crocs o Bamers) que, según la kinesióloga "son las mejorcitas que hay, porque son planas, anchas y se agarran a través del talón, (aunque) el problema es que no son tan flexibles".
Tampoco es tan problemático usar algunas zapatillas urbanas (tipo Converse o Vans), porque también son planas, aunque el inconveniente es que "son puntudas en los dedos", y –como explica la especialista– "se necesita que los dedos estén abiertos para tener estabilidad y que la rodilla no se vaya para adentro al caminar".
Al estar en casa, dice que es preferible andar solo con calcetines o descalzos, y al ir al parque es recomendable sacarse los zapatos y caminar unos cinco minutos por el pasto, lo mismo en la playa. "Tratar de estar el mayor tiempo posible descalza", subraya Kutscher.
Finalmente, un buen test para saber si los pies "están enfermos" es sacarse los zapatos y caminar: "Si te duelen los pies al caminar a pata pelá' eso está diciendo que tus pies no están sanos, sino acostumbrados a usar un soporte externo para poder sobrevivir".