Científicos han advertido que la creciente demanda de secreciones del sapo del desierto de Sonora podría poner en peligro a la especie.
NYT
Un inusual llamado realizó el Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos, que pidió a sus visitantes no lamer los llamados "sapos psicodélicos", una práctica popularizada en programas de televisión como "Los Simpsons" y "Padre de familia".
Se trata de los sapos del desierto de Sonora, especie que para defenderse de los depredadores, secreta una sustancia lechosa que contiene varias toxinas, entre las cuales está la 5-MeO-DMT, un compuesto psicoactivo que provoca efectos alucinógenos.
Fumar 5-MeO-DMT lleva a una experiencia psicodélica, de duración corta, y se ha vuelto popular en los últimos años, incluso en costosas "ceremonias de sapos" clandestinas en Estados Unidos, donde esta sustancia es controlada, y también en México.
Las autoridades publicaron mensajes en las redes sociales advirtiendo sobre las graves consecuencias de lamer los sapos del desierto de Sonora para buscar una reacción alucinógena, porque al hacerlo se arriesgan a sufrir una enfermedad grave.
Explicaron que los sapos del desierto de Sonora –que miden 18 centímetros de largo, entre los más grandes de América del Norte– secretan una potente toxina de sus glándulas, que "puede enfermarlos si manipulan el sapo o se meten el veneno en la boca".
"Como decimos con la mayoría de las cosas que encuentran en un parque nacional, ya sea una babosa tipo banana, un hongo desconocido o un sapo grande con ojos brillantes en medio de la noche, por favor absténganse de lamer", señalaron las autoridades.
En su mensaje, no mencionaron cuánta gente ha intentado lamer a estas viscosas criaturas verdes, también conocidas como sapos del río Colorado, que se encuentran en el suroeste de Estados Unidos y en el noroeste de México.
Celebridades como el campeón de boxeo Mike Tyson y el presentador de podcast Joe Rogan han debatido sobre el uso de esta sustancia con finalidades terapéuticas, recreativas y espirituales.
Científicos también han advertido que la creciente demanda de secreciones del sapo del desierto sonorense podría poner en peligro a la especie.