La meditación de conciencia plena funcionó igual de bien que un medicamento estándar en el tratamiento de la ansiedad, en una comparación directa realizada en un estudio.
Los investigadores probaron un programa de conciencia plena ampliamente utilizado, que incluye dos horas y media de clases semanales y 45 minutos de práctica diaria en casa.
Los participantes fueron asignados aleatoriamente al programa de meditación o al uso diario de un medicamento genérico vendido bajo la marca Lexapro para la depresión y la ansiedad.
Después de dos meses, la ansiedad –medida en una escala de gravedad– disminuyó aproximadamente en un 30% en ambos grupos y siguió disminuyendo durante los cuatro meses siguientes.
La investigación analizó a unos 200 adultos durante seis meses en centros médicos de Washington, Boston y Nueva York. Los investigadores utilizaron una escala psiquiátrica del 1 al 7, en que el número más alto refleja una ansiedad grave. La puntuación media de los participantes era de unos 4,5 antes de iniciar el tratamiento y se redujo a cerca de 3 después de dos meses, y luego bajó ligeramente en ambos grupos a los tres y seis meses.
Elizabeth Hoge, la autora principal del estudio y directora del Programa de Investigación de Trastornos de Ansiedad de la Universidad de Georgetown, afirmó que el cambio fue clínicamente significativo, ya que supuso una mejora notable de los síntomas.
Diez pacientes que tomaron el fármaco lo abandonaron debido a efectos secundarios molestos, posiblemente relacionados con el tratamiento, que incluían insomnio, náuseas y fatiga. En tanto, el grupo de la meditación de conciencia plena no hubo abandonos por ese motivo.
Los trastornos de ansiedad incluyen ansiedad social, ansiedad generalizada y ataques de pánico. Las personas afectadas por esto sufren preocupaciones persistentes e intrusivas que interfieren en sus vidas y relaciones.
¿Qué es la conciencia plena?
La conciencia plena es un tipo de meditación que enfatiza centrarse solo en lo que ocurre en el momento y descartar los pensamientos intrusivos.
Las sesiones a menudo empiezan con ejercicios de respiración. A continuación, se realiza una "exploración corporal", es decir, se piensa en cada parte del cuerpo de forma sistemática, de la cabeza a los pies.
Cuando los pensamientos preocupantes se entrometen, los participantes aprenden a reconocerlos brevemente, pero luego los descartan.
Así, en lugar de reflexionar sobre el pensamiento problemático, "se dice: 'estoy teniendo este pensamiento, déjalo pasar por ahora"', comenta Elizabeth Hoge. Dice que con la práctica, "cambia la relación que la gente tiene con sus propios pensamientos cuando no medita".
Los resultados del estudio –publicados en la revista JAMA Psychiatry– se revelaron en un momento en que numerosos informes indican que las tasas de ansiedad mundial han aumentado debido a las preocupaciones sobre la pandemia, los disturbios políticos y raciales, el cambio climático y la incertidumbre financiera.
