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La clase de educación física es la más propicia para el bullying, confirma una investigación

Influiría que ésta se imparte en espacios más abiertos, que son menos regulados y controlados que el de otras asignaturas. También que queda más expuesto el cuerpo y las habilidades físicas de los estudiantes.

14 de Febrero de 2023 | 10:20 | La Nación, GDA / Publicado por N. Ramírez
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Desde comentarios evidentes sobre la apariencia física o las habilidades hasta no ser elegido por lso compañeros para formar parte de un equipo, son algunas formas de agresión.

La Nación, GDA
"Lucía no quería ir a la clase de gimnasia ni cambiarse en el vestuario. La traumatizaba imaginarse objeto de las burlas de los demás, que comparasen su cuerpo con el de las otras niñas, correr menos o con peor estilo; en definitiva, no estar a la altura y ser parodiada. Unas veces le gritaban: 'Gorda, fea, das vergüenza ajena' (...) Otras, reían a carcajadas cuando la veían con pantalón corto; otras, cuando estaban en clase, le decían: '¿Te has mirado al espejo?'. Todo en susurros, para que no las oyera el profesor". El relato es parte de lo que sufría Lucía, una joven que se suicidó a los 13 años en Murcia, España, y cuya historia fue recogida en un libro.

Éste y otros casos llevaron a Sixto González, profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha, a impulsar una investigación sobre el acoso escolar en general y, en particular, el que sucede en torno de la clase de educación física. Un espacio –explica– "muy visible, muy material", en el que resulta inmediatamente evidente la diferencia: el que es más gordo, más desgarbado, más bajo, más torpe..., una de las bases sobre las que empieza a emerger el bullying.


"Hemos comprobado que, efectivamente, hay una cierta especificidad del escenario (de la clase de educación física) Primero, porque sucede fuera de las aulas, normalmente en un espacio amplio, abierto, haciendo actividades en las que el cuerpo importa, en el sentido de que se exponen en alguna medida el que es gordito, el que no es muy bueno; en los que aparece la competitividad propia de la actividad deportiva..."

Rosario Ortega, académica Universidad de Córdoba
González –que hace dos semanas publicó en "The Conversation" un artículo titulado ¿Por qué hay más casos de acoso en la clase de educación física?– explica que esta asignatura, que se imparte en espacios más abiertos, menos regulados y controlados que el resto, es un ambiente más propicio para el nacimiento de situaciones de acoso que luego se pueden llegar a propagar no solo al aula o a los pasillos y el recreo, sino mucho más allá.

"A partir de los 10 años, empiezan a tener teléfono móvil y, mediante redes sociales, WhatsApp, etcétera, las agresiones pueden prolongarse 24 horas al día. Si el niño no se lo cuenta a un adulto, a su profesor, a sus padres, el asunto va creciendo y puede llegar a derivar en un problema serio de salud mental, de depresión, de ansiedad, estrés e incluso de suicidio, en casos extremos", advierte.

En un contexto en el que el acoso es un problema extendido en los centros escolares y en que la mayoría de los jóvenes dice haber sufrido violencia durante su infancia mientras practicaba deporte –según un estudio de la Universidad de Hill en varios países europeos–los conflictos pueden empezar con un acto sutil, o por una intervención externa irreflexiva por parte de un profesor.

El profesor de primaria asturiano Víctor Borja menciona agresiones evidentes, como los insultos, y otras más sutiles, como la del chico o la chica a la que eligen siempre en último lugar a la hora de hacer equipos. La artista y periodista canaria Victoria Suárez cuenta que el día que fue consciente de que estaba siendo víctima de acoso por parte de sus compañeros de primaria fue uno en el que se quedó sola, en medio de un campo de fútbol que le parecía gigante, porque nadie la había elegido para su equipo. "Yo no sabía lo que era hacer el vacío, pero allí en medio, completamente sola, lo entendí", revive hoy, a sus 25 años.

La profesora de la Universidad de Córdoba Rosario Ortega, quien lleva años investigando sobre bullying y educación física, señala que "siempre lo había tenido como una intuición, pero desde que hacemos estas investigaciones hemos comprobado que, efectivamente, hay una cierta especificidad del escenario. Primero, porque sucede fuera de las aulas, normalmente en un espacio amplio, abierto, haciendo actividades en las que el cuerpo importa, en el sentido de que se exponen en alguna medida el que es gordito, el que no es muy bueno; en los que aparece la competitividad propia de la actividad deportiva...", explica Ortega.

"Vimos que efectivamente hay un poco más de incidencia (del acoso) en estas clases, por sus propias características. Pero lo más interesante que encontramos en nuestras investigaciones es que, cuando el profesor de educación física conoce lo que es el bullying, cuál es su dinámica, sus características, en qué consiste un esquema de dominio-sumisión o una ley del silencio, sabe a dónde mirar y puede actuar", señala Francisco Córdoba, orientador escolar y profesor asociado de la misma Universidad de Córdoba.

En la misma línea, el artículo publicado en "The Conversation" señala que "la propia idiosincrasia de la educación física facilita una mayor interacción entre los estudiantes, estableciendo un mayor contacto y relación entre ellos. Esto provoca que, según la orientación e implicación que se tenga, su práctica pueda tomar dos caminos: por una parte, aumentar la probabilidad de sufrir conductas de aislamiento, rechazo, agresión y problemas de convivencia; y por otra, mejorar la conducta prosocial de los estudiantes, favoreciendo la cohesión de grupo".
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