Con demasiada frecuencia aparecen en las redes sociales nuevos "desafíos", que rápidamente se viralizan debido a la gran cantidad de personas, principalmente jóvenes, que intentan realizarlos.
"La sociedad está con muchas necesidades emocionales. Por eso es que llegan estas prácticas que muchas veces se tornan peligrosas o extremas"
Joaquín Pincheira, experto en inteligencia emocional y coach
La mayoría de estos "desafíos virales" provienen de TikTok y consisten en que adolescentes se graban realizando peligrosos juegos, en los que pone en riesgo su integridad física y pueden derivar en accidentes graves –a veces con riesgo de muerte–, todo con el objetivo de obtener notoriedad en las redes sociales.
Uno de los últimos retos consiste en que dos personas le piden a una tercera que salte y, cuando se encuentra en el aire, le hacen una zancadilla, por lo que la víctima de la broma pierde el equilibrio y cae, golpeándose de lleno la espalda y la cabeza.
Traumatólogos han advertido que esto puede acarrear graves consecuencias y secuelas "en el cráneo, columna y médula espinal". Pese a los obvios riesgos que representa, el "desafío" rápidamente se popularizó entre los adolescentes.
Otro desafío de TikTok, que se viralizó recientemente, esta vez entre los universitarios estadounidenses, son las recetas para elaborar "blackout rage gallons" ("galones para perder el conocimiento"), más conocidos como "Borgs". El reto consiste hacer una mezcla de alcohol, agua, saborizante en polvo y bebidas con electrolitos, en un gran recipiente, para alcoholizarse compulsivamente en forma comunitaria.
La popularidad de este reto fue tal que hace un par de semanas 28 ambulancias debieron acudir a las afueras de un campus de la Universidad de Massachusetts, Estados Unidos, para atender a decenas de jóvenes intoxicados por exceso de alcohol en una misma noche.
¿Qué hay detrás de estos retos evidentemente nocivos?
Para el experto en inteligencia emocional y coach Joaquín Pincheira, realizar este tipo de acciones deja en evidencia un sinnúmero de carencias. "(Denotan) una falta de autoestima y gestión emocional de los adolescentes, en la que tanto los padres como los docentes tienen cierto grado de responsabilidad", afirma.
"Creo que la sociedad está con muchas necesidades emocionales. Por eso es que llegan estas prácticas que muchas veces se tornan peligrosas o extremas y que, queramos o no, terminan afectando a la persona que se somete a eso. Además, las redes sociales comandan nuestras vidas hoy en día y, efectivamente, todo está influenciado de alguna manera por el contenido que ahí se sube", comenta el especialista.
En su opinión, "los círculos de apoyo, de contención y de educación emocional permiten que los estudiantes despierten y digan 'no me voy a prestar para juegos que derechamente son peligrosos y pueden llevar hasta la muerte'. Es un tema que va muy ligado al diálogo y a la conversación".
En ese contexto, afirma que los padres son los principales responsables de prevenir estos hechos: "Mi llamado es al diálogo, a la conversación con los hijos y, por sobre todo, a ganarse su confianza, para aconsejarlos y decirles que muchas de estas prácticas no son saludables para el autoestima y salud mental. Tenemos que priorizar en los adolescentes la educación y salud emocional siempre, porque de esa manera estamos advirtiendo lo que puede pasar".
