Hace casi tres décadas, el 30 de abril de 1993, el mundo del tenis se paralizó. Si bien afortunadamente no se lamentó ninguna muerte, ocurrió algo que fue un antes y un después especialmente para los involucrados, pero también para los testigos.
Mónica Seles en ese entonces ostentaba el número uno. Nacida en Novi Sad, cuando todavía pertenecía a Yugoslavia, representaba mucho más que una amenaza deportiva para la alemana Steffi Graf y para las aspirantes a la cima de la Asociación de Tenis Femenino (WTA por sus siglas en inglés).
Aquella tarde, en Hamburgo,
Seles vencía 6-4 y 4-3 a la búlgara Magdalena Maleeva, por los cuartos de final, pero a las 18.50 todo se convirtió en una película dramática: Mientras bebía agua en el descanso,
recibió una puñalada por la espalda en el omoplato derecho por parte de Günter Parche, un demente fanático de Steffi Graf que quería sacar de carrera a Seles. En las últimas horas, el mundo se enteró de la muerte del atacante, a sus
68 años.
El diario alemán Bild confirmó la noticia, aunque con una particularidad: Parche falleció en agosto del año pasado, pero recién se conoció la novedad ahora. El atacante de Seles vivió en un asilo psiquiátrico en Nordhausen (Alemania) durante los últimos 14 años de su vida. Permaneció en una habitación individual y, durante las últimas cuatro semanas previas a su muerte, no se había levantado de la cama, según el mismo medio germano.
"Durante su estancia en la casa, siempre pasaba desapercibido y participaba en las actividades de ocio: Tardes de cine, manualidades y lectura del periódico. El personal de enfermería lo vestía, lo lavaba. Cuando solo podía acostarse en la cama, había de 20 a 30 minutos de terapia individual. Su hermana Ina era su supervisora oficial", publicó Bild.
Causas y consecuencias del ataque
La agresión a Seles sucedió mientras ella bebía agua en el descanso y se secaba el sudor con una toalla y quedó desorientada. Se puso de pie, enseguida se acercaron a auxiliarla, empezó a desvanecerse, soltó el vaso que sostenía con la mano izquierda y se desplomó sobre el polvo de ladrillo.
A pocos metros, los agentes de seguridad reducían a Parche. Se especularon cuestiones políticas -en plena guerra de Yugoslavia, la tenista había recibido amenazas por carta-, pero aquel hombre tornero desempleado de la ex-Alemania comunista, había corrido hacia la baranda para agredir a Seles con un cuchillo de cocina y un objetivo: Quitarla de la competencia para que su admirada Graf volviera a dominar.
Günther Parche. Crédito: La Nación / GDA.
"Mónica tuvo suerte. Ni el pulmón ni el omoplato fueron dañados. Solo ha resultado herido un músculo. Ella todavía está en shock y permanecerá en observación", fue el parte médico del Hospital Universitario Eppendorf de Hamburgo, donde fue trasladada Seles. "Tuve miedo de morir cuando vi a Mónica gritar", confesó, aterrada, Maleeva, por entonces la número 14. Testigos aseguraron que Parche parecía alcoholizado y que tomó el cuchillo con las dos manos en el momento en el que se lo clavó a Seles aunque la puñalada le penetró solo dos centímetros. Insólitamente, los organizadores de aquel torneo decidieron que el certamen siguiera y Arantxa Sánchez Vicario venció a Graf en la final.
Después de dos juicios, se comprobó que Parche era psicológicamente anormal y fue sentenciado a dos años de libertad condicional y tratamiento psicológico. Estuvo en prisión solo seis meses, entre la agresión y la condena -hasta el 13 de octubre de 1993. Después de eso, quedó libre.
Más adelante Seles volvió a competir, pero no pudo despojarse de una lesión más psicológica que física. Luego de la agresión, los médicos diagnosticaron que estaría inactiva durante tres meses, sin embargo, la jugadora nacionalizada estadounidense recién volvió a jugar en agosto de 1995. Ganó 21 títulos más, incluido el Abierto de Australia 1996, pero ya nunca volvió a disfrutar.
Ese lamentable incidente marcó un antes y un después en el tenis profesional, ya que la organización de los torneos se vio obligada a contratar seguridad privada para situarla detrás de las sillas de cambios donde descansan los profesionales cada dos juegos.
Seles tuvo ataques de ansiedad y depresión, padeció sobrepeso y anunció su retiro en 2008, tras ganar 53 títulos (nueve de ellos de Grand Slam). Actualmente vive en Tampa, en el estado de Florida. Es oradora motivacional, está involucrada en la lucha contra los trastornos alimentarios y ayuda a los perros de la calle que no tienen hogar. En 2014 se casó con el empresario Tom Golisano.
Martina Navratilova, una leyenda del tenis, afirmó que Seles podría haber sido la más exitosa de la historia, incluso superior a Margaret Court (24 trofeos de Grand Slam).