Cada 31 de mayo se celebra el Día Mundial sin Tabaco impulsado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), iniciativa global que busca concientizar a las personas sobre los efectos nocivos de su consumo y promover la importancia de abandonar este hábito.
En Chile, de acuerdo a la organización, el tabaco es uno de los principales factores de riesgo de mortalidad. En ese sentido, 52 chilenos mueren por día a causa del tabaquismo y el 16% del total de los fallecimientos que se producen en el país pueden ser atribuidos a esta causa. Asimismo, anualmente, el tabaco afecta a más de 62.000 personas por enfermedades pulmonares (EPOC); 31.000 por patologías cardiacas; 12 mil por accidentes cerebrovasculares; y 8.500 por cáncer.
"Tiene consecuencias devastadoras para nuestra salud. Daña directamente a los pulmones, provocando enfermedades crónicas como bronquitis y enfisema. Además, aumenta el riesgo de cáncer pulmonar, de boca, de lengua y otros tipos. También altera nuestro sistema cardiovascular, aumentando el riesgo de infarto al miocardio, de accidentes cerebrovasculares y otras enfermedades al corazón. El humo afecta a las personas que nos rodean, incrementando las patologías respiratorias, especialmente en niños y pacientes con preexistencias", explica
Juan Carlos Molina, cirujano de Tórax de Clínica Santa María.
Afortunadamente, en nuestro país las cifras de tabaquismo están yendo a la baja. Según la última Encuesta Nacional de Salud (2016-2017), se registró una disminución en la prevalencia de consumo de tabaco de un 42,2% a un 32,5% en población de 15 a 65 años y más.
Esto lo confirma el Estudio Nacional de Drogas 2020 del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA), el cual señala la disminución sostenida en el tiempo del consumo de tabaco diario de 30,6% a 19,6%, respecto del estudio de 2002, y una disminución de 21,2% a 19,6% en comparación al estudio de 2016.
Crédito: LUN.
En ese sentido, Víctor Leiva, broncopulmonar de la Clínica Ciudad de Mar sostiene que esto se puede atribuir a dos razones: las normativas que regulan el consumo del tabaco y el mayor acceso a información respecto a sus efectos nocivos en la salud. "Esto redunda en una disminución en la prevalencia, sobre todo en edades tan críticas como son las más jóvenes. Sabemos que el consumo del tabaco parte entre los 13 y los 14 años, lo que en el largo plazo puede determinar importantes enfermedades respiratorias", afirma el especialista.
Sin embargo, sigue siendo un hábito vicioso y que cuesta dejar. "No es fácil porque más que un hábito, el cigarrillo es una adicción, en particular a la nicotina, uno de sus principales componentes y que produce efectos placenteros en el cerebro. Si tomamos esto en consideración y como cualquier otra adicción, dejar de fumar requiere -en muchos casos- no sólo de fuerza de voluntad, sino también de ayuda profesional", indica Magdalena Galarce, médica de servicios clínicos y farmacéuticos de Farmacias Ahumada.
Por eso es que los expertos enfatizan en los beneficios de dejar el tabaco y además de entregar consejos para poder terminar con el vicio.
Beneficios de dejar de fumar
Quienes dejan de consumir tabaco siempre ganan, pero no sólo ellos, sino también las personas que los rodean, quienes son fumadores pasivos. Al abandonar la adicción existen beneficios a corto, mediano y largo plazo.
En los primeros 20 minutos desde que se deja de fumar disminuye el ritmo cardiaco y baja la presión arterial. Después de dos a 12 semanas, mejora la circulación sanguínea y aumenta la función pulmonar. Entre el primer y el noveno mes, disminuye la tos y la dificultad para respirar. En un año, el riesgo de cardiopatía coronaria es un 50% inferior al de un fumador. De cinco a 15 años después el riesgo de accidente cerebrovascular corresponde al de un no fumador. Finalmente, en 10 años, el riesgo de cáncer de pulmón disminuye hasta ser el 50% del de un fumador, y disminuye también el riesgo de cáncer de boca, de garganta, de esófago, de vejiga y de páncreas.
"Es importante entender que
nunca es tarde, que siempre hay cambios positivos", dice
Francisco Suárez, cirujano de Tórax de la Clínica Santa María.
Por su parte, el psicólogo de Vidaintegra, Fernando Marchant, destaca que "desde el punto de vista de la salud mental, entender que se avanza en la capacidad de reducir la frecuencia e intensidad del acto, les devuelve a las personas el sentimiento de autocontrol y de ir mejorando su estado anímico, entendiendo que pueden manejar mejor su ansiedad por vías alternativas y creativas". Además, según el profesional, la condición física se verá beneficiada, lo que permitirá tener mejores pensamientos y emociones.
"Sin voluntad no hay tratamiento que sirva"
Para lograr obtener todos esos beneficios, es fundamental buscar apoyo profesional en el proceso de dejar el cigarro, señala Felipe Rivera, broncopulmonar de la Clínica Dávila. "La mayoría de las personas que intentan dejar de fumar sin un programa o sin conocer lo que hay que hacer suelen fracasar, sólo un 3% -máximo un 5%- lo logra exitosamente sólo con voluntad. Así, el riesgo de que el paciente no quiera intentarlo nuevamente es alto, tras fracasar por su cuenta".
"Por tanto, todos los individuos que quieran dejar de fumar deben, en lo posible, recurrir a un profesional que los guíe en este proceso y recordar que, sin voluntad, no hay tratamiento que sirva", resalta el especialista.
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Existe un amplio consenso en que, para dejar de fumar, además de necesitar -en su mayoría- fármacos, también es necesario un fuerte componente psico-social. "Se suele escuchar de curas milagrosas para dejar de fumar, y captan la atención de personas que buscan que el cambio sea rápido y con el menor esfuerzo posible. No obstante, sí está demostrado que los tratamientos farmacológicos avalados aumentan la tasa de éxito si se los combina con la consejería práctica por parte de un profesional capacitado porque favorece que los fumadores cambien su comportamiento", enfatiza la doctora Galarce.
Tipos de tratamientos para dejar el tabaco
De acuerdo a la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por su sigla en inglés), cuatro de los seis tratamientos eficaces para dejar de fumar se encuentran dentro de las terapias de reemplazo de nicotina (NTR). Estas estimulan los receptores del cerebro que reciben la nicotina, y ayudan a aliviar los síntomas de abstinencia y las ansias de fumar que llevan a la recaída. Básicamente, van proporcionando gradualmente al cuerpo dosis más pequeñas de nicotina, sin exponer a las personas a las sustancias químicas tóxicas que se encuentran en el humo del cigarrillo.
Los NTR suelen ser de venta libre y se pueden encontrar parches cutáneos, chicles (que deben masticarse de acuerdo a las instrucciones para que sean efectivos) y pastillas, que se utilizan disolviéndose en la boca. Asimismo, en algunos países hay spray e inhaladores de nicotina. Varios estudios científicos han mostrado que el uso de estas terapias tiene una probabilidad de alrededor de 1,5 veces más de dejar de fumar de forma exitosa comparado con el uso de placebo.
Asimismo, existen medicamentos -sin nicotina- que son efectivos. Uno de ellos es la Vareniclina (más conocida como Champix), que requiere de receta médica y funciona al interferir los receptores de nicotina en el cerebro, disminuyendo el placer que una persona consigue al fumar y reduciendo los síntomas ocasionados por la abstinencia a la nicotina. Este medicamento puede duplicar la probabilidad de dejar de fumar comparándolo con placebo. "No obstante, es importante señalar que este medicamento tiene efectos secundarios como las náuseas, vómitos, dificultad para dormir, estreñimiento y dolor de cabeza, entre otros, por lo que debe ser indicado por un profesional considerando las condiciones de cada paciente", destacó la doctora.
También existe el
Bupropión, un antidepresivo de acción prolongada que ayuda a reducir las ansias y los síntomas de abstinencia. Este medicamento actúa sobre los agentes químicos del cerebro que están relacionados con los deseos de fumar. Su efectividad es similar a las NTR, no obstante, tiene similares efectos secundarios que la Vareniclina y contraindicaciones en caso de pacientes que hayan experimentado convulsiones o predisposición a estas. Según la profesional, estos medicamentos y terapias han logrado comprobar su eficacia en múltiples estudios. "Todos estos productos tienen una efectividad comparable y la decisión por uno u otro o la combinación de dos o más de ellos dependerá del perfil de seguridad de cada paciente", agrega Galarce.
Por otra parte, la orientación conductual debe considerarse para lograr el éxito. Las terapias cognitivo conductuales (TCC) o las entrevistas motivacionales podrían ayudar a identificar los factores desencadenantes, además de enseñar habilidades para evitar recaídas y estrategias efectivas para no volver a hacerlo frente a situaciones estresantes. De hecho, varios estudios señalan la ayuda que este tipo de terapias entregan a pacientes que quieren dejar esta adicción.
"El trabajo integral para enfrentar el tabaquismo debe ser una preocupación sanitaria a nivel nacional dada la morbimortalidad evitable que supone su consumo. Hoy es importante que las terapias estén al alcance, tanto en el sistema público como privado, y se trabajen los enfoques promocionales, preventivos y curativos, porque dejar de fumar sí es posible con la ayuda y orientación adecuada", finaliza Galarce.