Tuvo una mejoría y luego volvió a complicarse. El estado de salud de la modelo argentina
sigue siendo delicado. La también actriz se encuentra internada en la terapia intensiva del Hospital Italiano desde el 13 de junio pasado, como consecuencia de una bacteria que afectó a sus pulmones, y la complejidad del cuadro hace que día a día surjan avances y retrocesos.
Pero ¿Qué es lo que mantiene la salud de Luna tan complicada? Según diversas fuentes, lo que podría estar afectando a la modelo, quien en 2010 se sometió a una cirugía de aumento de glúteos, lo que le produjo problemas renales, sería el
Síndrome de Asia (la traducción exacta al español es Síndrome Autoinmune Inducido por Adyuvantes).
Según explicó a La Nación el cirujano plástico
Michael Guibert, miembro de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora, este
cuadro es el que se produce en algunos pacientes tras recibir una cantidad alta de metacrilato, el material que utilizó el médico
Aníbal Lotocki cuando operó a Luna.
Se trata de una poco frecuente reacción autoinmune o inflamatoria, atribuida a la presencia de una sustancia extraña al organismo. "
Es un síndrome inflamatorio, una respuesta autoinmune que genera el organismo para defenderse de la sustancia. Reacciona muy fuerte para defenderse", detalló.
Según explicó, el adyuvante al que hace mención la definición son los agentes ajenos al cuerpo: En el caso de las cirugías estéticas, los más frecuentes son las siliconas y los biopolímeros, que es justamente el metacrilato. "Muchas veces pasan años después de colocado hasta que se genera la reacción. Generalmente no es tan inmediato", define Guibert. Precisamente así le ocurrió a
Luna, quien recién en 2013 comenzó a ver las complicaciones y actualmente se
realiza diálisis tres veces por semana por cuatro horas y está a la espera de un trasplante de riñón.
Para que se produzca el Síndrome de Asia, tienen que darse dos factores: "Que el paciente tenga una predisposición genética para desarrollar este síndrome y la presencia de un agente citotóxico -tóxico para la célula-, como son los biopolímeros implantados en esas cantidades", explicó el cirujano.
"Los adyuvantes, estas sustancias tóxicas que desencadenan la reacción
no sólo son metacrilatos, la mayoría son polímeros no aptos para el uso humano y de muy bajo costo. Hay distintos productos que se usan dentro de la medicina clandestina. Una pequeña proporción es metacrilato. Para intervenciones de mayor volumen, sería muy costoso. Lo otro que se usa es el polvo de acrílico que se mezcla con un diluyente. Es similar al producto usado para pegar las uñas esculpidas. También se usa la silicona industrial. Todo esto puede desencadenar el Síndrome de Asia", detalló la cirujana plástica
Mónica Milito, con más de 40 años de experiencia.
¿Una preexistencia?
El año pasado, justamente le consultaron a Silvina Luna en una entrevista con el periodista Ángel Brito sobre este síndrome ya que, según surgía de una información que había dado a conocer el periodista Luis Ventura, tras acceder a la causa,
uno de los planteamientos de la defensa de Lotocki era que Luna tenía, previo a las intervenciones, este cuadro.
"Estuve un mes casi internada, así que lo que diga Ventura me tiene sin cuidado. Creo que lo que dijo fue que yo tenía como un problema de salud anterior, preexistente, Síndrome de Asia que no tengo ni idea qué es. Pero yo
tengo un estudio que me avala, que fue presentado a la Justicia que me hice antes de la operación en Favaloro, que te hacen todo, y me dio todo perfecto", afirmó.
Sin embargo, según explicaron los especialistas consultados por La Nación
no se trata de una condición preexistente, sino por el contrario, "es una condición que se desarrolla en pacientes que tienen esa predisposición genética, pero solamente si son expuestos a un agente citotóxico como el metacrilato en grandes cantidades", apuntó Guibert.
El metacrilato es una sustancia que no está autorizada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) de Argentina para cirugías estéticas como el relleno de glúteos, pero que, a partir de 2010, frente al encarecimiento de productos de medicina estética importados y certificados, comenzaron a emplearse alternativas sin validación o que, incluso, estaban aprobados, pero para otros usos y otras concentraciones.
Se podría haber evitado
¿Es posible detectar previamente qué paciente va a producir el síndrome? Los especialistas afirmaron que "no hay un estudio previo para saber si el paciente lo va a desarrollar. Sin embargo, sí está demostrado que si el paciente tiene predisposición genética,
no lo va a desarrollar si no hay un agente que lo esté desencadenando. El problema no es la predisposición genética del paciente, sino el uso de un material que no está indicado, en las cantidades que se usó. Es incomprensible. Increíble, que esto siga ocurriendo", apuntó Guibert.
El pronóstico para los pacientes que desarrollan este síndrome es complicado. Los especialistas explicaron que cuando se remueven las prótesis o los polímeros, al bajar la carga en el cuerpo, disminuye la posibilidad de desarrollar este trastorno. Sin embargo, advierten que
sobre todo en el caso del metacrilato usado para rellenar glúteos la tarea de remoción es muy compleja y
nunca se logra al 100%, ya que el biopolímero se integra el tejido humano, dificultando el procedimiento. "Los implantes mamarios son más fáciles de retirar. En cambio, el biopolímero es una gelatina que se va impregnando en el organismo. Si te impregnó en un vaso, no es posible retirarlo sin comprometer la vida", mencionó Milito.
¿Qué riesgos corre Luna?
Implantar estos productos en el cuerpo puede comprometer la vida de distintas formas, detalló Milito. "
El primer riesgo es la muerte inmediata o posterior a la implantación por trombosis. El organismo tiene un sistema de defensa muy sofisticado. Puede ocurrir que (el biopolímero) entre al torrente sanguíneo porque pinchan un vaso, migra al cerebro o al corazón. Y se produzca una muerte súbita, por una trombosis", explicó.
Sin embargo, "puede pasar que no. Que le pongan el polvo, al ser más pesado el producto queda ahí. Al ingresar un producto infestado de bacterias, porque no es estéril, el organismo se desequilibra completamente. Entonces comienza a liberar linfocitos, genera calcio, que saca de los huesos para intentar aislar esa presencia extraña. Y ese exceso de calcio termina filtrando por el riñón y actúa como el sarro en la cañería.
El organismo sigue liberando calcio. Entonces se pierden los riñones, y se llega a la insuficiencia renal", comentó Milito, dando síntomas que tiene Luna.
En este escenario, el calcio que migra no solo daña los riñones, sino que debilita los huesos. "La tercera contingencia que puede ocurrir es que se genera una enfermedad porque el cuerpo trata de defenderse con todo, como pueda. Se rompe el sistema autoinmune, se quiebra. Y se desencadenan las enfermedades autoinmunes. El organismo termina luchando contra sí mismo. Diabetes, Síndrome de Guillain Barré, lupus, artropatías y muchas otras. La hipercalcemia es uno de los estadios superiores del Síndrome de Asia", finalizó Milito.