A fines de la semana pasada, el nuevo Primer Ministro de
Nueva Zelandia, Christopher Luxon, anunció que
prohibirá el uso de los teléfonos celulares en los colegios para mejorar el rendimiento de los estudiantes.
"Queremos que nuestros hijos aprendan, queremos que nuestros enseñen", sostuvo Luxon al justificar la medida, que se aplica total o parcialmente en otros países, como Australia, Canadá, China, Francia Reino Unido y varios países asiáticos.
Por su parte, la ministra de Educación, Erica Stanford, explicó que los indicadores actuales revelan que
más de la mitad de los jóvenes de 15 años no cumplen con los estándares básicos de alfabetización y aritmética en Nueva Zelandia.
Una realidad que confirma el último informe PISA dado a conocer hoy, donde se afirma que
las distracciones en clase por los celulares y otros dispositivos digitales, reducen el aprendizaje y, en el caso de las matemáticas, eso supone en términos de conocimientos perder el equivalente de tres cuartas partes de un curso.
En los países de la OCDE -de la que Nueva Zelandia y Chile son miembros-,
un 65% de los alumnos de 15 años que participaron en la edición de 2022 de PISA
dijeron haberse distraído con su celular u otros dispositivos como el computador y la tablet, y un 59% reconocieron que perdieron concentración con los de otros compañeros.
En su informe, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) explica que
esos estudiantes tuvieron unos resultados en los test de matemáticas que fueron 15 puntos inferiores a los que no sufrieron esas distracciones.
Esos 15 puntos de desventaja equivalen al aprendizaje de tres cuartas partes de un curso, y haciendo abstracción del impacto que tienen el origen socioeconómico de los alumnos y los centros escolares a los que pertenecen.
Hay que señalar que
en el caso de los alumnos japoneses, que son el país de la OCDE con las mejores calificaciones en matemáticas, sólo el 18% dicen haberse distraído. Los surcoreanos, que son los que ocupan la segunda posición en la organización, presentan también el segundo menor porcentaje de distracción, el 32%.
¿Prohibirlo o regularlos?
Pese a todo,
los expertos de PISA no se pronuncian en favor de una prohibición firme de los celulares porque dada su presencia social podría ser contraproductivo y también porque las tecnologías digitales tienen cada vez más importancia como instrumentos educativos.
En cualquier caso,
constataron que el tiempo que los alumnos usan el celular u otros dispositivos para actividades de ocio (como conectarse a las redes sociales o jugar en línea)
tiene un impacto negativo en los conocimientos adquiridos si es más de una hora al día.
Los resultados en el test de matemáticas empeoran progresivamente y de forma evidente a partir de una hora, y son de hasta 60 puntos inferiores cuando se utilizan para entretenerse entre cinco y siete horas al día.
Las cosas cambian cuando los dispositivos se utilizan para aprender. En ese caso, las mejores notas en matemáticas las obtienen aquellos que los utilizan entre una y cinco horas al día.
Para los expertos de PISA,
el reto es conseguir una integración productiva de las tecnologías digitales en el entorno del aprendizaje, pero minimizando su potencial de distracción.
"No es forzosamente la prohibición lo que va a resolver los problemas, pero
hace falta una regulación", explica uno de ellos.
En países en los que los alumnos tienen prohibido usarlos en las escuelas, aunque por una parte se verifica que sufren menos distracciones, por otra parte el cumplimiento efectivo de esa medida presenta muchos agujeros. Y
el efecto indeseado es que lo utilizan el resto del día, y en ocasiones con prácticas dañinas de forma más compulsiva.
Así por ejemplo, un 29% de los estudiantes de la OCDE que no pueden llevar sus celulares al colegio los utilizan varias veces al día y un 21% adicional lo hacen todos los días, saltándose las reglas.
Además, los alumnos que tienen prohibidos los celulares en clase son menos proclives a desactivar notificaciones y aplicaciones cuando se van a dormir. Y una explicación a ese hecho es que la interdicción los hace menos responsables en su comportamiento con el celular.
Recuperar el terreno perdido
Recientemente, The Washington Post también se hizo eco de la discusión sobre la conveniencia o no de prohibir los celulares en el colegio. En un editorial publicado el 23 de octubre pasado, el medio estadounidense hizo referencia a una serie de estudios que evidencian los perjuicios que tiene el uso excesivo de los aparatos, entre ellos tasas crecientes de depresión y autolesiones, y daño del rendimiento académico.
Asimismo, indica que en varios países ya se ha prohibido la utilización de celulares durante la jornada escolar, lo que ha derivado en avances que califica de "sorprendentes" en cuanto a aprendizajes y mejoras académicas.
Sin embargo, cuestiona porqué a pesar de los claros beneficios que tiene retirar los aparatos de las salas de clases, en Estados Unidos la tendencia es la contraria. "Una encuesta publicada el mes pasado encontró que el 97% de los adolescentes estadounidenses dicen que usan sus dispositivos durante el día escolar, durante un promedio de 43 minutos, y la mayor parte de ese tiempo lo dedican a las redes sociales, YouTube y videojuegos", señala The Washington Post.
"Detener esta tendencia es fundamental para ayudar a los estudiantes a recuperar el terreno perdido y evitar un deterioro permanente en sus carreras y perspectivas de vida", plantea el medio estadounidense. Y concluye:
"A estas alturas es indiscutible que, por esenciales que sean para la vida moderna, los teléfonos inteligentes no tienen lugar en el aula. Cuanto antes los eliminen las escuelas, mejor estarán los estudiantes".