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Fue por solo una modificación genética: Estudio revela por qué los humanos perdimos la cola hace 25 millones de años

La revelación generó una sorpresa en el mundo científico, ya la mayoría de los rasgos fenotípicos están controlados por más de un gen.

28 de Febrero de 2024 | 14:17 | Por T. Fischer, Emol
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El Mercurio
Un error muy común es escuchar que los humanos "descendemos de los monos", pero la realidad es que solo compartimos un ancestro en común. Nuestro parecido anatómico con otras especies de primates es notorio, pero hay un rasgo que distingue a nuestros parientes más cercanos: los simios con los monos, y es la cola.

A diferencia de ellos, nosotros no tenemos cola: la perdieron los antepasados que compartimos con los gorilas y chimpancés hace 25 millones de años.

Lo que funcionaba como una herramienta útil para nuestros ancestros durante millones de años, desapareció. A pesar de no conocerse las razones, diversos expertos aseguran que este anexo -que fue muy conveniente para subirse a los arboles y sujetarse de las ramas- se convirtió en un estorbo para la vida en el suelo.

Recientemente, una investigación de la Faculdad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York, liderada por el científico Bo Xia, encontró el mecanismo genético que impide que a los simios hominoides, de los que nuestra especie forma parte, les crezca cola.

El estudio -que apareció este miércoles en la revista Nature- analizó 140 genes relacionados al desarrollo de la cola en los vertebrados, en busca de los cambios a los que se le puede adjudicar su perdida. Los investigadores se percataron de que la inserción de un fragmento del ADN: el elemento AluY en el gen Tbxt -asociado con el desarrollo de la cola en los animales que cuenta con esta- pudo ser el culpable.

Múltiples trabajos anteriores habían relacionado diversos genes con el desarrollo de las colas varias especies de vertebrados sin dar con la clave exacta. "Nuestro estudio comienza a explicar cómo la evolución eliminó nuestras colas, una pregunta que me había intrigado desde que era joven", expresó Bo Xia.

En específico, este elemento conduce a la creación de una tipo de proteína diferente, la que suele actuar en el desarrollo de la cola. Este cambio lo comparten los simios y humanos, pero falta en los monos con cola.

El hallazgo ha sido toda una sorpresa, porque la modificación del gen Tbxt no se debe a una mutación genética corriente, sino a los llamados genes saltadores, lo que significa que son secuencias de ADN que pueden moverse de un lugar a otro, un aspecto del genoma del que aún queda mucho por saber.

Con el objetivo de probar su teoría, el equipo desarrolló ratones modificados genéticamente (tenían diferentes formas del gen Tbxt) y examinó si esta variación afectaba o no a sus colas. Los efectos fueron variados, y mientras algunos ratones tenían el apéndice más cortos, otros nacieron sin él.

El profesor en el Instituto de Genética de Sistemas y Bioquímica y Farmacología Molecular en la Universidad de Nueva York, Itai Yanai comentó a ABC que existe buena evidencia de que "la mutación que llevó a la pérdida de cola ocurrió hace unos 25 millones de años (porque es compartida por todos los simios) cuando nuestros ancestros y los de los simios divergieron de los que dieron lugar al linaje de los monos del Viejo Mundo".

Según dijo Yanai, el motivo es que una cola que podía ser ventajosa para la vida en los árboles, podía convertirse en un fastidio cuando se hizo la transición a tierra firme. Asegurando que "probablemente su pérdida facilitó la evolución de la locomoción bípeda".

En cuanto a la desaparición de la cola y si fue de manera paulatina o abrupta "nadie puede saberlo. Pero a partir de los experimentos con ratones parece que pudo haber sido algo abrupto, ya que haciendo esta mutación simple en el ratón ya se elimina la cola".

Lo que más generó sorpresa fue el hecho de que la ausencia de cola se deba a una sola modificación genética. "No sucede muy a menudo, es más bien una excepción, porque la mayoría de los rasgos fenotípicos están controlados por más de un gen", dijo a El Confidencial, Iker Rivas González, investigador vasco que trabaja en el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva.


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