La hipertensión en su mayoría en asintomática, y la mayoría de los pacientes descubren que tienen la enfermedad cuando se miden la presión.
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en el
mundo hay
1.280 millones de
adultos entre los
30 a 79 años con hipertensión, de los cuales un
46% desconocen
que padecen esta afección.
En
Chile aproximadamente el
36% de la población tiene la enfermedad, según la misma institución. Se trata de una
cifra que está por sobre el promedio global y que preocupa a los especialistas.
36% de la población chilena tiene hipertensión
Ante este panorama, y en el marco del
Día Mundial de la Hipertensión Arterial que se celebra este 17 de mayo, se hace relevante crear conciencia sobre la importancia de
diagnosticar y tratar a tiempo esta patología, como también poner las fuerzas en trabajar en la
prevención, y dar un
diagnóstico oportuno, ya que si no se realiza puede generar complicaciones mayores, dañando órganos o causando otras enfermedades.
La presión arterial alta o también conocida como hipertensión, es una enfermedad común y
crónica que afecta a las
arterias del cuerpo, en donde la
fuerza que la sangre ejerce sobre las paredes de las arterias es más alta de lo normal. Debido a esto, el
corazón debe trabajar más para bombear la sangre, lo que puede acarrear
graves consecuencias para la salud.
Cabe mencionar que la presión arterial consta de dos cifras: una es la
presión sistólica, que es la que se produce cuando el corazón bombea la sangre hacia los vasos, y la otra es la
diastólica, que es la presión que queda en el vaso para que este no se colapse
. Además, es importante considerar que se habla de
hipertensión cuando la
presión de la sangre en los vasos sanguíneos está
sobre 135/85 mmHg o más, en adultos a cualquier edad.
Con respecto a sus causas, el
95% de las veces la hipertensión arterial se debe a
factores genéticos y hereditarios, y los
factores ambientales contribuyen a que estos
genes se manifiesten. Sin embargo, también hay otras
variables de riesgo que
aumentan la
posibilidad de sufrir esta condición médica. Estos son:
la edad (los vasos sanguíneos se vuelven más rígidos con la edad, especialmente sobre los 50 años), la
obesidad, la
diabetes, el
sedentarismo y una
dieta rica en sal.
Una enfermedad silenciosa
Las personas que padecen hipertensión, en su mayoría
no presentan síntomas. En ese sentido, Sonia Kunstmann, jefa del servicio de Cardiología de Clínica Universidad de los Andes, explica que "generalmente la hipertensión es
asintomática,
no más allá de un 20% tiene síntomas, por lo que las personas solo saben que presentan esta patología cuando controlan la presión con un esfingomanómetro, aparato que tiene la función de tomar la presión".
"Generalmente la hipertensión es asintomática, no más allá de un 20% tiene síntomas".
Sonia Kunstmann, jefa del servicio de Cardiología de Clínica Universidad de los Andes
Es por esto que se trata de una
afección silenciosa y difícil de identificar, según advierte el doctor Rodrigo Sagardia, médico general de Help. "La mayoría de los pacientes hipertensos descubren que lo son no por un síntoma en particular, sino porque en algún momento se toman la presión arterial y presentan valores elevados", aclara.
Sin embargo, aunque no se suelen presentar señales en el organismo, a veces puede manifestarse con
dolor de cabeza,
mareo, zumbido de oídos, dificultad respiratoria, dolor de pecho, palpitaciones, hemorragias nasales o hemorragia subconjuntival (en el ojo).
Es por esto que "
es importante controlar la presión arterial, al menos, cada dos años a partir de los 18, y una vez al año después de los 45 años, mientras que aquellos con enfermedades crónicas, deben hacerlo con mayor frecuencia", según indica Kunstmann.
La importancia de un tratamiento a tiempo
La presión arterial es una enfermedad crónica y diversos especialistas aseguran que es muy relevante que se
trate a tiempo, ya que si no se hace, puede generar
complicaciones mayores, como una
falla en el funcionamiento de los
riñones, y trastornos importantes en la retina y alteraciones de la visión. Pero además, puede
causar trombosis, accidentes cerebrovasculares,
lesiones graves en el corazón y el cerebro.
En el primer órgano se puede generar un
infarto al miocardio o
deterioro de la función global del corazón,
y en el segundo pueden existir
accidentes cerebrovasculares como hemiplejia entre otros. Las anteriores, pueden provocar la disminución de la funcionalidad del individuo, pero en caso más graves,
la muerte prematura.
Es importante considerar que "
la hipertensión no tiene una cura todavía demostrada", dice Alberto Barría, cardiólogo de Clínica Dávila Vespucio. Sin embargo, explica que "es tratada como una
patología crónica donde, mediante fármacos,
se bajan los niveles de la presión arterial a
rangos normales" para evitar que se produzcan las complicaciones.
Además de los medicamentos, que dependerán de la salud general del paciente y de la presión de cada persona, existen medidas relacionadas con cambios en el estilo de vida que ayudan a tratar esta patología, como:
disminuir la ingesta de sal y productos altos en sodio como las bebidas, los alimentos enlatados y productos ultraprocesados;
seguir una
dieta equilibrada rica en frutas, verduras, proteínas y legumbres; aumentar el consumo de agua;
evitar el consumo
excesivo de alcohol; realizar
actividad física de manera regular (ojalá 3 veces a la semana); mantener un
peso adecuado;
evitar el consumo de
tabaco;
dormir entre
7 y 9 horas diarias, y controlar el estrés.
¿Cómo prevenirla?
Como es una patología que muchas veces no presenta síntomas, los especialistas indican que es clave prevenirla y para esto señalan que lo fundamental es
identificar aquellos alimentos con alta presencia de sodio y controlar su consumo.
Aunque el
sodio es un mineral que se encuentra de
manera natural en los alimentos y que
el organismo necesita, la recomendación es moderar su consumo.
En esa línea, Bernardita Vignola, nutricionista de Clínica Santa María, asegura que "
lo ideal es reducir la sal que se agrega a los alimentos cuando cocinamos" y, además, explica que disminuir el consumo de productos ultra procesados también funciona como una medida de prevención porque contienen exceso de sodio.
"Un alimento con bajo aporte de sodio es aquel que indica menos de 140 mg de sodio por porción".
Carola Pantoja, nutricionista de Clínica Biobío
Por su parte, Jean Camousseig, nutriólogo de Clínica Dávila, sostiene que es muy relevante
revisar el etiquetado de los envases. "
Se deben evitar los alimentos que tengan sellos que son altos en sodio. Estos son casi
todos los enlatados, la mayoría de los snacks salados, la mantequilla, el jamón, el queso, algunos tipos de pan y embutidos", asevera.
Por su parte, Carola Pantoja, nutricionista de Clínica Biobío, aclara que, cuando un paciente ya es hipertenso, lo ideal es llevar una dieta que
no supere los 2.000 mg de sodio diarios. "
Un alimento con bajo aporte de sodio es aquel que indica menos de 140 mg de sodio por porción", precisa la profesional.