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El invierno afecta el estado de ánimo y el comportamiento: Las claves para evitar que el frío repercuta en el organismo

Hacer actividad física, alimentarse bien y no aislarse son algunas de las actividades que ayudan a que el cuerpo se adapte de buena manera a los cambios de temperatura.

14 de Junio de 2024 | 16:33 | La Nación/ GDA Editado por Sofía Cereceda, Emol.
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La serotonina, endorfina, oxitocina y dopamina, entre otras, invaden y se vierten sobre nuestro sistema circulatorio cuando sale el sol.

El Mercurio
La llegada de las bajas temperaturas y los días más cortos tienen un efecto sobre el organismo y el estado de ánimo. La disminución de las horas de luz solar provoca una respuesta a nivel biológico, tal como explican diversos especialistas del área de la salud. Y es que nuestro cuerpo es una máquina perfecta dirigida por bombas que comandan nuestro metabolismo, y tiene que adaptarse a los cambios de temperaturas, según cuenta María Inés Maidana, psicóloga del servicio de salud mental del Hospital Universitario Austral.

Esta situación impacta en nuestro organismo, ya que experimentamos diferentes modificaciones que repercuten en el sueño, la alimentación, el ánimo, el comportamiento social y, además, las hormonas y vitaminas que producen bienestar se vierten con el sol.

"Nuestro cuerpo se prepara y protege con cambios hormonales que se anticipan para lograr adaptarse a estas modificaciones climáticas. El circuito circadiano regido por la luz solar es un termómetro que activa nuestra vigilia y descanso. Así los días más cortos impactan también en nuestro deseo de mayor descanso y cuando el sol amplía su presencia se activa nuestra vitalidad", señala Maidana. Y explica que es por esto que la serotonina, endorfina, oxitocina y dopamina, entre otras, invaden y se vierten sobre nuestro sistema circulatorio cuando sale el sol.

"Somos seres metabólicos, regidos por un sinfín de sustancias internas que comandan nuestro sentir, y estamos expuestos a estos factores climáticos externos que favorecen o compiten con la liberación de hormonas", cuenta la especialista.

Para Paola De Caro, directora médica de Vittal, el principal factor que determina la aparición de trastornos de estado de ánimo en invierno es la falta de luz solar. Según sostiene esto se produce debido a que la exposición al sol es el factor fundamental de producción y metabolización de la vitamina D, la cual a su vez tiene un rol importante en la producción de serotonina que es el motor que regula nuestros estados de ánimo junto a otros neurotransmisores. "Se ha demostrado que la vitamina D regula una enzima que convierte el triptófano en serotonina", asegura.

Y advierte que algunos estudios demostraron que la carencia de vitamina D puede aumentar en un 75% el riesgo de padecer depresión. "A su vez, la disminución de la actividad física y muscular disminuye la producción de calor y produce el entumecimiento de las articulaciones, lo cual puede aumentar la percepción de factores que aumentan el índice de depresión", aclara.

Coincide Gabriel Lapman, médico nefrólogo, en que se produce un trastorno en la obtención de vitamina D, y en la producción de melatonina y otros neurotransmisores como la serotonina. Además señala que "el frío nos da más hambre, la gente siente la necesidad de ingerir más calorías y, probablemente, eso tenga una repercusión en el aumento de peso, insulina resistencia y problemas de hipertensión y el riesgo que conlleva el consumo de alimentos ultraprocesados e hipercalóricos", dice.

sentimientos de desesperanza y tristeza, pérdida del interés y la energía, culpa, dificultad para concentrarse y molestias físicas sin explicación clara".

Rolando Salinas, jefe de salud mental del Hospital Alemán: "Si la exposición al frío se mantiene demasiado tiempo es posible que derive en alteraciones del ánimo concomitantes
La adaptación corporal al frío no solo puede disminuir el rendimiento físico, sino que afecta directamente las emociones. "Si la exposición al frío se mantiene demasiado tiempo es posible que derive en alteraciones del ánimo concomitantes: sentimientos de desesperanza y tristeza, pérdida del interés y la energía, culpa, dificultad para concentrarse, molestias físicas sin explicación clara, y en algunos casos, particularmente cuando hay padecimientos previos, incluso ideas de muerte", advierte, Rolando Salinas, jefe de salud mental del Hospital Alemán y profesor de Psicología de la Salud de la Universidad Católica Argentina (UCA).

Además, Salinas explica que existe una evidencia empírica, de una relación positiva entre la temperatura cálida y la socialización, mientras que cuando hay un frío extremo aumenta la conflictividad social y los indicadores de padecimientos mentales. ¿La razón? En general, el experto sostiene que existe una zona de confort natural de temperatura. Mientras nos mantenemos en ese rango ni el comportamiento social ni el bienestar varían demasiado. Fuera del mismo aparece el mal humor social, con mayor conflictividad y violencia.

"Los cambios concurrentes pueden influir bastante en el ánimo, como las horas de luz y sol. En este último sentido se conocen cuadros de desregulación afectiva, como las depresiones estacionales ligadas al invierno", señala.

¿Qué hacer para evitar que el frío afecte nuestro ánimo?

Para Salinas, en época invernal es fundamental no aislarse. Para eso hay que estar en contacto permanente con la red más cercana de familiares y amigos. Y subraya la importancia de mantener hábitos alimentarios saludables. En ese sentido recomienda evitar las comidas hipercalóricas, procesadas o dulces. "Y siempre pedir ayuda a un especialista si aparecen estados depresivos", enfatiza. Coincide, Maidana en la necesidad de seguir algunas pautas de cuidado personal. También De Caro se inclina por los mismos consejos a la hora de minimizar los efectos del clima frío.

"Lo mejor en invierno es continuar haciendo ejercicio, tener rutinas activas, levantarse temprano por la mañana, realizar meditaciones, comer bien, no ingerir alimentos hipercalóricos, tomar mucho líquido e hidratarse. También es importante tener círculos de conectividad social y proyectos, sentido de vida.

Gabriel Lapman, médico nefrólogo
"Lo mejor en invierno es continuar haciendo ejercicio, tener rutinas activas, levantarse temprano por la mañana, realizar meditaciones, comer bien, no ingerir alimentos hipercalóricos, tomar mucho líquido e hidratarse. También es importante tener círculos de conectividad social y proyectos, sentido de vida, esto aumenta nuestra energía y nuestra capacidad para pasar el invierno, para fortalecer nuestro sistema inmune", señala Lapman.

En cuanto a la alimentación, la medicina tradicional india o ayurveda pone énfasis en las estaciones y en la importancia de lo que le sucede al cuerpo durante los distintos meses del año. Según Michael Levy, especialista en medicina ayurvédica, cuando se viene el frío naturalmente tenemos tendencia a comer alimentos calientes que resultan reconfortantes. "Es la temporada de los guisos y sopas, cuando normalmente utilizamos más grasas en las comidas. El ayurveda pone especial atención en las plantas medicinales que acompañan este proceso. En invierno se usa mucho el jengibre, la cúrcuma, pimienta y el comino, todas especias que activan el fuego digestivo que se apaga con el invierno y contribuyen a nuestro bienestar", explica.

En esta época también es normal que tengamos tendencia a querer dormir un poco más porque el sol levanta más tarde por la mañana y se esconde antes. Levy, al frente de Sri Sri Tattva Argentina, sostiene que es una muy buena época para desintoxicarse, por ejemplo, a partir de preparados ayurvédicos que, a la vez, refuerzan el sistema inmune como té de cúrcuma y jengibre, o infusión de hierbas como albahaca, regaliz y equinácea; también resultan beneficiosos los jugos a partir de vegetales de hojas verdes como espinacas, kale y pepino, cilantro y perejil.

Otras claves para hacerle frente al desgano

- Mantenerse en contacto con la naturaleza todo lo que sea posible y cuidarse de las temperaturas extremas.

- Promover actividades recreativas que reconfortan y gratifican.

- Evitar el abuso de sustancias psicoactivas como el tabaco, el alcohol y otras.

- Tener registro de las emociones básicas y su funcionamiento habitual.

- No dudar en realizar la consulta médica de manera inmediata si alguna de estas sufriera un cambio brusco y/o sostenido en el tiempo.

- Preferir una alimentación equilibrada: no ingerir comidas hipercalóricas, tomar mucho líquido e hidratarse.
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