El Mercurio de Antofagasta
Siete humedales urbanos tiene Antofagasta, entre ellos el Humedal Ojos de Mar de la Rinconada de Antofagasta, el Humedal Urbano Vertiente de la Chimba Norte y el Santuario de la Naturaleza Aguada La Chimba.
Se trata de lugares que cobran una gran importancia durante la época de migraciones -entre septiembre y marzo-, ya que son paradas vitales para aves migratorias que recorren largas distancias buscando sitios de alimentación y descanso.
"Los humedales urbanos desempeñan un papel insustituible en la conservación de la biodiversidad y son esenciales para mejorar la calidad de vida de los entornos urbanos", señaló a El Mercurio de Antofagasta Francisco Sepúlveda, jefe del programa de la Red de Humedales de Antofagasta de Fundación Kennedy, cuyos profesionales han estado realizando
desde septiembre monitoreos en los principales humedales urbanos de esa ciudad
para establecer qué especies migratorias visitan y hacen uso de esos lugares.
De esta manera, los especialistas registraron 34 especies de aves migratorias en Antofagasta, entre ellas el Chorlo de la Puna, una especie común de lagos, lagunas y zonas pantanosas entre los 3.500 y 5.000 metros sobre el nivel del mar en la zona de la puna.
También encontraron ejemplares de Chorlo Dorado, que durante la primavera se desplaza desde el este de Canadá hasta el norte de América del Sur, aunque algunos hacen paradas a lo largo de la costa Atlántica.
"El monitoreo de las aves migratorias no solo proporciona información valiosa sobre la distribución y el comportamiento de estas especies, sino que también sirve como indicador de la salud y el estado de conservación de los humedales. La presencia o ausencia de ciertas especies puede reflejar cambios en el medio ambiente, como la disponibilidad de alimento y la calidad del hábitat", resaltó Sepúlveda.