que vivió en el tramo final de la expedición la hicieron tomar la decisión de devolverse y no poder cumplir con su sueño.
Todo ocurrió cuando cayó en una grieta y estuvo
"literalmente colgando un par de segundos". "Pensé, 'me morí, ya no lo logro, hasta aquí nomás llegué'", contó Biazevic. Sin embargo, después de cinco minutos pudo salir con la ayuda de los sherpas (guías del Himalaya), pero la situación no volvió a ser la misma.
"Siempre vas amarrado de tu arnés a una línea, que es solamente una cuerda que la colocan los sherpas antes de empezar la temporada (...) entonces en un momento di un par de pasos al lado porque
necesitaba tomar un respiro, pero justo en ese espacio donde me paré desaparezco para abajo, pero afortunadamente quedé colgando", explicó.
Tras la caída, Biazevic
subió un par de horas más, pero no se pudo recuperar. "Nunca mi respiración volvió a ser la misma. En ese momento, como estaba mi vida de por medio, usé todo hasta que
logré trepar para arriba y salir, donde gasté toda la pila", aseguró.
"Y
tienes que guardar un poquito de energía, pies y manos para la vuelta", añadió.
A esto, también se suma el tema del clima, que según afirmó Biazevic no la acompañó durante la expedición. "Mientras nosotros esperábamos la ventana, de que hayan días óptimos para poder subir, se determinó finalmente que estos era el 19, 20, y 21 de mayo. Y yo dije: 'el 20 está al medio, tirémonos por ese'. Y
me lancé el peor día de todos", señaló.
"Fue el con más viento, con más tormenta, con más nieve, con todo", agregó. "
El hielo te pegaba en la cara. Todavía tengo algunas marcas en la cara con unas quemaduras que me hice, y nada, era un viento terrible que además provocó una
cola en la subida, que hace que sea más lenta también la caminata, y
al estar quietos te vas congelando de a poquitito, entonces ya no avanzaba la cola, me empecé a congelar, mis manos se acalambraron entre el frío y también la falta de hidratación", relató.
Y luego sumó: "No es caminar no más, uno va trepando, usando brazos, manos, todo, y las manos ya no funcionaban, entonces sin ese funcionamiento era la ruleta seguir hacia arriba".
Sin embargo, la montañista indicó que
no se "rindió a la primera".
"Traté de seguir, pero con este viento que corría, se me empezaron a congelar y acalambrar los pies, las manos, y
en el último kilómetro no las podía mover. Entonces, se me empezó a pasar por la cabeza que
quería llegar bien a mi casa y que prefería intentarlo de nuevo a futuro y que no era el momento", confesó.
Para ella fue
una "decisión dolorosa, pero finalmente la correcta". "Para mí, en un principio fue el tema de la frustración, no lo logré, pero finalmente,
hasta los mismos sherpas me comentaban de que este año, como nunca, hacía mucho frío", señaló.
No obstante, recordó que "la mejor cima, todo el mundo lo dice, es volver a la casita sano y salvo".
La montañista chilena hizo una campaña para poder viajar al Himalaya y escalar el Everest, ya que la expedición, según afirmó cuesta entre 60 a 80 millones de pesos. De esta explicó que
no logró "mucho apoyo y me alcanzó para comprar el pasaje en avión, y el resto usé un crédito bancario y los ahorros que tenía".
En ese sentido, asegura que "el deportista de montaña no tiene mucho apoyo porque
todo el mundo lo ve como que son vacaciones excéntricas de gente que le gusta sufrir".
Sin embargo, aseguró que
si lograra conseguir financiamiento, "subiría inmediatamente. De hecho,
lo haría mañana mismo".