Valentina Petrillo tiene una discapacidad visual y compitió este lunes en las series de los 400 m (T12) de invidentes.
AFP
La
velocista italiana
Valentina Petrillo, con discapacidad visual, compitió este lunes en las series de los 400 m (T12) de invidentes e hizo
historia en los Juegos Paralímpicos, al convertirse en la primera atleta transgénero en tomar parte en el evento.
Petrillo, de 50 años, ingeniera informática de profesión y con una enfermedad que la lleva a perder progresivamente la visión,
acabó segunda en su serie, con un crono de 58.35 segundos,
clasificada para las semifinales que se disputarán este mismo lunes.
Pese a sus problemas de visión y a diferencia de algunas de sus rivales, Petrillo compitió sin guía.
"
He vivido el día más importante de mi vida deportiva", dijo la italiana al llegar a meta tras debutar en el imponente Estadio de Francia, cumpliendo un sueño que llevaba demasiados años persiguiendo, desde Atlanta '96, cuando aún era un hombre.
Ese sueño comenzó de pequeña,
a los seis años, cuando vio a su ídolo,
Pietro Mennea, ganar los 200 metros masculinos en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980.
"Desde ese momento tuve el sueño de emular a Pietro, vestir la camiseta de la selección nacional, ir a los Juegos Olímpicos y ganar una medalla como él pero no era tan fácil porque aparte de las cualidades necesarias nací como un hombre en Nápoles, en un barrio peligroso, y
yo me identificaba como mujer. Eso era un gran problema en un sitio conflictivo", declaró.
Tras quedarse por poco fuera de los Juegos de Tokio hace tres años, Petrillo, que
completó su proceso de transición en 2017, logró clasificarse para unos Juegos Paralímpicos. Ya lo había intentado tres décadas antes, en Atlanta-1996, cuando en ese entonces aún era un hombre.
"
Cuando era un hombre, no me sentía yo misma. Siempre corría con el freno de mano puesto,
no era una persona feliz, tan feliz como lo soy ahora, aunque tenga unos años más", declaró a la AFP.
Después de estar dedicada al fútbol cinco en una categoría de personas con discapacidad visual (parecido al fútbol sala) y representar a Italia en los torneos más importantes, Petrillo acabó por volver a sus orígenes, al atletismo y en especial a los 200 m (prueba en la que también competirá en París) inspirada por su ídolo Pietro Mennea.
Para
poder competir en estas pruebas de velocidad, Petrillo tuvo que someterse a un
tratamiento hormonal que
le permite dividir por cuatro su tasa de testosterona y cumplir así con las reglas impuestas por la federación internacional de atletismo.
París, la ciudad a la que siempre estará ligada
París, donde Valentina Petrillo, hizo su debut en los Juegos Paralímpicos, es una ciudad a la que siempre estará ligada por este y otros motivos: "Es
la ciudad donde me diagnosticaron la enfermedad de Stargardt -degeneración macular genética sinónimo de pérdida progresiva de la visión- en 1988", contó.
"Cuando era un hombre, no me sentía yo misma. Siempre corría con el freno de mano puesto, no era una persona feliz, tan feliz como lo soy ahora, aunque tenga unos años más".
Valentina Petrillo, velocista
"En ese momento hice un viaje desesperado para llegar a la Universidad de Créteil y reunirme con un experto, que finalmente le dio un nombre a la enfermedad. Luego volví a competir en el Gran Premio de atletismo hace dos años, y el año pasado, en 2023, gané dos medallas de bronce en el Mundial en el estadio de Charlety", agregó.
Estar de nuevo en París y cumplir el sueño de ser atleta paralímpica la ha dado la condición de referente, algo que ella lleva con orgullo.
"Estoy aquí para
valorar la libertad de expresión y dar esperanzas de tener un futuro mejor para todos. Espero que
mi experiencia sirva de inspiración a las personas para que no se encierren en sí mismas, sino que encuentren la fuerza para salir de ese armario en el que puedan estar, ya sea como personas transgénero, como personas que no se identifican con ningún género o como personas con alguna discapacidad", señaló.
En París, además, Petrillo hizo historia y
reabrió un debate en la sociedad respecto a este tema que comenzó a fraguarse hace tres años cuando la levantadora de pesas neozelandesa Laurel Hubbard participó en los Juegos Olímpicos, y que este mismo 2024 también volvió a ponerse de manifiesto con las boxeadoras argelina Imane Khelif y la taiwanesa Lin Yu-ting.
"Sé que me criticarán, que algunos no entenderán por qué hago esto,
pero estoy aquí, luché durante años para conseguirlo y no tengo miedo. Ahora soy yo, me siento bien", recalcó.
Su lucha, pese a la controversia que ha generado en Italia, donde gobierna la extrema derecha de Giorgia Meloni, abiertamente opuesta a la ideología de género, no ha encontrado debate en la familia. Se siente respaldada y prueba de ello es que en el Estadio de Francia estuvieron su hijo, su hija, su exmujer y su hermano.