Chile ha experimentado un notable crecimiento en la generación de energías limpias en los últimos años, posicionándose como un referente en la región. Este avance se ha visto impulsado por una serie de factores, entre los que destacan políticas públicas favorables, el abundante potencial renovable del país y la creciente demanda global por energías más sostenibles. Sin embargo, aún persisten desafíos que requieren de mayores inversiones y esfuerzos coordinados para consolidar esta transición energética.
Cómo se desarrolló Chile
Para el decano de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez, Claudio Seebach, las razones que explican el desarrollo de Chile en materia de energías renovables son variadas, partiendo por ser un país “muy abierto a la inversión extranjera y el capital” para avanzar en esta área.
A ello, añadió, se suma la disposición del país para adoptar rápidamente las innovaciones tecnológicas y sus menores costos, gracias a los tratados de libre comercio, permitiendo el ingreso oportuno de desarrollos como los paneles solares, las torres eólicas y, más recientemente, los sistemas de almacenamiento de energía.
“Además de eso, tenemos un mercado de generación muy competitivo, eso también es clave. Es un factor muy diferenciador de otros países, ya que en Chile hay mucha competencia de quienes proveen energía, y obviamente eso hace que hoy la energía renovable sea competitiva”, explicó el facultativo a Emol.
A esto, agregó el ex presidente ejecutivo de Generadoras de Chile, se suma una robusta institucionalidad que favorece este campo. Por ejemplo, señaló: “En el país existe, desde el año 2006, un mecanismo de licitación y suministro a largo plazo de las distribuidoras que también ha sido diferenciador y que ha permitido a las empresas de energía renovable -en general a cualquier empresa, pero como hoy en día la renovable es más barata y competitiva- tener contratos para poder financiar la inversión necesaria para generar energía, pudiendo ganar muchos contratos en la última década”.
Claudio Seebach fue más allá y dijo que en Chile “hay una convicción de país, de que nuestros recursos naturales, como la riqueza del sol de Atacama, los vientos del Pacífico y el agua de la cordillera, juegan un rol súper relevante. Hay una convicción de que es bueno ocupar esos recursos naturales precisamente para producir energía, y también tenemos un compromiso de sostenibilidad a largo plazo que cruza todo el espectro político en Chile. Por eso es que la Ley Marco de Cambio Climático, que fue impulsada por el gobierno del Presidente Piñera, terminó finalmente promulgada por el Presidente Boric, ya que es una ley transversal”.
A juicio del decano de la UAI, la combinación de todos estos elementos sentó las bases del desarrollo de Chile en materia de energías renovables, a lo que se sumó además la Ley de Energías Renovables No Convencionales (ERNC), que, si bien “fue una señal en un momento de la historia, gracias a todos estos otros elementos que te indiqué, le han dado a Chile este enorme impulso que lo muestra con un liderazgo global, lo que permitió ser el primer país emergente del mundo en acordar el cierre de sus centrales a carbón”.
Desafíos del sector energético
El decano de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez planteó además que los próximos desafíos del país incluyen incorporar más el uso de las energías renovables en el uso energético final. Explicó que probablemente Chile alcanzará el 70% de generación de energía renovable: “El problema es que la electricidad representa solo el 20% del consumo energético del país, entonces lo que tenemos que hacer es transitar en otros usos como en el transporte, el que representa un 34% del consumo de energía de Chile y casi el 100% es en base a combustibles fósiles, entonces tenemos que descarbonizar el transporte, tenemos que cambiar las formas en cómo nos calefaccionamos, dejando atrás el carbón y la leña, etc”.
Desde esa perspectiva, indicó que el próximo paso de Chile, y del mundo en general, no pasa por tener energía renovable en su matriz eléctrica, sino que la electricidad se transforme en la principal fuente de energía, desplazando a los combustibles fósiles.
Por su parte, el docente de la Escuela de Ingeniería y Recursos Naturales de Duoc UC Maipú, Ángel Bastías, planteó que desde su perspectiva también es necesario actualizar la normativa vigente a fin de que se alinee con el estado actual del mercado energético y facilite la integración de tecnologías como los Sistemas de Almacenamiento de Energía en Baterías (BESS, por sus siglas en inglés) y el hidrógeno verde.
“Ajustar los incentivos para promover el uso de estas tecnologías permitirá gestionar de manera más efectiva la variabilidad de la generación renovable y reducir el vertimiento de energía. Además, se deben implementar mecanismos que simplifiquen la conexión de nuevos proyectos a la red eléctrica y fomentar la participación de pequeñas y medianas empresas, que hasta ahora se han visto limitadas por un mercado dominado por grandes actores”, dijo el docente a Emol.
Agregó que también resultaría positivo asegurar financiamiento para proyectos que incorporen almacenamiento, como los BESS, proyectos que son complicados de concretar “debido a las grandes inversiones que requieren”.
Ángel Bastías manifestó finalmente que otro de los retos que debe enfrentar el sector es la necesidad de generar estrategias de integración social y ambiental, que eviten conflictos y resistencias en las zonas donde se emplazan.