A la izquierda, la influencer pidiendo perdón por su conducta en Japón y a la derecha, el acto que causó una gran indignación en Japón.
Captura de Instagram/X
Marimar Pérez, la influencer chilena que causó
indignación en Japón luego de que se viralizara un video en el que aparece
realizando un ejercicio en un arco torii -una estructura que en ese país es considerada sagrada- ofreció
disculpas por su comportamiento y aseguró que su intención no era faltar el respeto.
La también gimnasta rompió el silencio en un video que compartió en su cuenta de Instagram, que tras lo sucedido la cambió privada y que ahora, tras volver a hacerla pública, ganó tres mil seguidores alcanzando un total de 139 mil.
"Soy Marimar y hago ese video para
pedir perdón a todo el mundo", comienza diciendo en el clip.
"El último video que hice colgándome en Japón,
la verdad que no estaba pensando en lo que estaba haciendo", dice después.
"
Quiero pedir mil disculpas", agrega.
Marimar también le pidió a las personas que por favor, le dejen de enviar mensajes y comentarios.
Y por último señala: "Pido muchísimas disculpas, no fue mi intención hacer eso. Espero que puedan entender eso. Muchas gracias".
Además, el video va acompañado de un mensaje que dice que su intención
"no era faltar el respeto" y que se siente "mal" por su conducta.
Cabe recordar que en los clips que se viralizaron de Pérez, se puede ver cómo ella realizaba una
dominada usando como barra un arco torii. Afirmándose sobre este, la joven levantó sonriente su cuerpo hacia arriba, mientras de fondo sonaba la canción "Cha-cha slide".
Este acto le valió miles de críticas en las redes sociales, especialmente de usuarios japoneses quienes consideraron
que su comportamiento fue una verdadera falta de respeto, la tildaron de "estúpida extranjera" y además le dijeron que esperaban que nunca volviera al país del continente asiático.
Su conducta causó una gran indignación debido a que estos umbrales
son sagrados para la tradición sintoísta y según explica National Geographic en su web, son "puertas que dan paso a otro estado de conciencia", indicando que "marcan un cambio en el estado espiritual de las personas que los atraviesan, ya que representan la frontera entre lo profano y lo sagrado", razón por la cual se construyen fuera de la mayoría de los templos en Japón.
Estas estructuras de color rojo, que originalmente eran de madera o piedra, pero los más contemporáneos son de acero u otros metales, se
consideran "divinas" y se "erigen para honrar a los espíritus de la naturaleza".