SANTIAGO.- Le dicen "Virrey", pero parece estar ya para "Capitán Planeta". Porque Carlos Bianchi anotó esta mañana (hora chilena) la segunda Copa Intercontinental en su campaña como técnico, logro que de seguro atraerá otra vez las grúas europeas, las mismas que lo "levantaron" en su época de jugador y tras su brillante paso por la banca del equipo de su viva, Velez Sarsfield.
Bianchi nació en la Capital Federal el 26 de abril de 1949 y con 18 años debutó en la primera división del fútbol argentino con la camiseta de Velez. Al año siguiente celebró su primera estrella.

Su mejor arma para abrirse camino en el profesionalismo fueron sus goles. De hecho, la Federación Internacional de Historia del Fútbol y Estadística (IFFHS) lo anota oficialmente como el octavo goleador del balompié mundial, con 386 tantos, lista que encabeza el húngaro Ferenc Puskas con 511 tantos. (La IFFHS no considera a Pelé ni a Arthur Friedenreich, que en el libro de récords Guiness aparecen con más de mil goles cada uno).
Y esos goles le permitieron un ascenso rapidísimo, que en 1973 le permitió recalar en Stade de Reims (Francia). Luego pasó al París Saint Germain (1977) y al Estrasburgo (1979). Allá fue cinco veces goleador de la temporada y consiguió dos veces el Botín de Plata de Europa.
De vuelta en Argentina, se puso otra vez la camiseta de Velez, para luego retornar al Stade de Reims, donde puso fin a su etapa como jugador (1984). Ese mismo año se hizo cargo de la dirección técnica del cuadro francés, donde permaneció hasta 1988. Después vinieron Niza y París Football Club.
Amigo del fútbol colectivo, de despliegue físico pero con la pelota en los botines y de darle paso a los jóvenes, fue en Velez Sarsfield, cuya banca asumió en 1993, donde Bianchi alcanzó nuevamente la fama: ganó los torneos Clausura '93 y '96, el Apertura '95, la Copa Libertadores '94, la Intercontinental '94 y la Copa Interamericana '96.

Sus victorias lo llevaron a Italia (julio de 1996), a la Roma, pero los malos resultados lo devolvieron al medio argentino al cabo de nueve meses. Ahí fue contratado por la empresa Torneos y Competencias para comentar el Mundial de Francia '98, tras lo cual asumió el mando de la banca de Boca Juniors.
Y otra vez a celebrar. Fue bicampeón (Apertura '98 y Clausura '99) con un récord de 40 partidos invicto en la división más alta del fútbol trasandino. Luego llegó la Libertadores y hoy la Interamericana.
"Soy egoísta y se lo dedico a mi familia y a mí. Sufrimos mucho para llegar a esto y ahora tenemos el pleno derecho de disfrutarlo". Nadie sería capaz de contradecirlo. Ni siquiera los hinchas de River.