SANTIAGO.- Decir que Diego Armando Maradona enhebró una campaña de 21 años sería una mentira. Las lesiones, los golpes que se dio con la cocaína y los lujos que se ofrecía de vez en cuando le cortaron muchas veces su carrera. Pero la magia de la TV, de las comunicaciones en general, permitieron que todo el mundo admirara y aplaudiera sus más de 340 goles, pero, por sobre todo, sus mágicas jugadas y habilitaciones.
El "Pelusa" conoció la miseria en Villa Fiorito, en las afueras de Buenos Aires, el penúltimo día de octubre de 1960. Y 15 años después ya estaba en una cancha profesional, con la camiseta de Argentinos Juniors frente a Talleres de Córdoba, debutando en el fútbol profesional. Y al año siguiente con la albiceleste rozando su piel, de la mano de César Luis Menotti.
Antes de partir a Boca Juniors (debutó el 22 de febrero de 1981), anotó 116 goles. Ya en la tienda xeneize su productividad llegó a 28 tantos en 40 partidos, lo que le valió llegar a Europa, específicamente al Barcelona de España. No anduvo todo lo bien que quería y cambió su rumbo a Italia, donde llevó al Napoli a lo más alto de su historia como club: 115 goles en 259 encuentros ayudaron para que el cuadro italiano consiguiera dos título de liga, una Copa Italia y dos Copa UEFA.
Luego volvió a España, al Sevilla (1992), y más tarde a Argentina, donde cerró su tarea futbolística con las camisetas de Newell's Old Boys y Boca Juniors, el equipo de sus amores. Diego Armando Maradona jugó su último encuentro oficial el 25 de octubre de 1997 en un clásico Boca-River. No anotó, pero celebró un triunfo.
Pero no cabe duda que Maradona se hizo famoso por la "Mano de Dios" que le permitió anotar ante Inglaterra en México '86, donde conseguiría su único título en cinco mundiales. El último fue Estados Unidos '94, donde dio su último positivo de su carrera deportiva.
Pero los argentinos y los que gustan del fútbol maravilloso, de la magia, saben que Maradona puede haber sido el último representante de esa escuela y, quizás, el mejor de todos los tiempos. Mucho, muchísimo más que el de la "Mano de Dios".