BERLIN.- Lo único que salvaría al ex alemán tenista Boris Becker de pagar una pensión alimenticia a la modelo rusa que lo acusa de ser el padre de una niña de diez meses es encontrar los testigos que certifiquen que fue víctima de un "robo" de semen.
Según la prensa alemana, los asesores de Becker -quienes aseguran que el deportista no tuvo relaciones sexuales con la mujer- manejan la teoría de que Angelika Ermakova, de 33 años, utilizó los espermios obtenidos a través del sexo oral para luego fertilizarse.
Para el diario alemán "Bild", que aporta la opinión de un abogado especializado en asuntos familiares, Becker necesitará demostrar que su semen fue conseguido por métodos ilícitos para evitar consecuencias.
El "objeto" involuntario del litigio es una niña de diez meses, Anna, a la que la prensa apoda "el bebé de Wimbledon", ya que supuestamente fue fruto de un episodio amoroso ocurrido en verano de 1999 en un restaurante, durante la última estancia de Boris Becker en ese torneo londinense.
Unos meses después Becker habría recibido una carta de Ermakova en que le comunicaba su embarazo y le exigía una suma multimillonaria, en dólares, a cambio de su silencio.
Becker puso en marcha a sus abogados, que, siempre según la versión de "Bild", hicieron un test de paternidad sobre un pañal usado por la criatura, del que habían apoderado a través de un detective, que dio positivo.
Boris Becker pretende demostrar ahora que no hubo coito, sino sexo oral, y que la niña fue fecundada por inseminación artificial, posibilidad teóricamente posible, aunque técnicamente dificultosa.
Boris Becker sigue las gestiones de sus abogados en Londres, donde el 5 de febrero se verá la demanda de Ermakova.
Su presencia en la capital británica fue confirmada por un portavoz del ex tenista, así como la vinculación de esa visita con el test de paternidad, pero Becker ha guardado hasta ahora silencio respecto a sus relaciones con la modelo.