CUENCA, Ecuador.- Los que aún confían en que la historia puede cambiar en el nuevo siglo tienen una nueva oportunidad para comprobarlo esta noche cuando a las 22.10 se inicie el partido entre las selecciones de Chile y Argentina, por el grupo B del Sudamericano de fútbol Sub-20, en el Estadio Alejandro Serrano de Cuenca, Ecuador.
Hasta ahora, el manoseado cuento de "jugar bien, pero perder" se sigue escuchando tras la derrota ante Uruguay por 1-2 en la primera jornada, en un típico duelo en que los chilenos controlaron el partido, pero no supieron definir y terminaron sin poder siquiera conseguir el empate.
Para colmo, los dirigidos de Héctor Pinto deberán buscar sumar puntos nada menos que ante Argentina, que pese a ser sede del Mundial de todas maneras está participando en este torneo clasificatorio, lo que provocó la molestia del técnico chileno.
Más allá de esa condición, lo que debe ser el agente insomne de Pinto es que los argentinos están con serias intenciones de conquistar el título continental por tercera vez consecutiva y que, como buen bólido, una fría partida ante Bolivia (2-0) los calibró para proseguir su camino con una goleada ante Colombia por 4-1.
El técnico chileno sabe que una derrota ante los vecinos deja bastante comprometida la opción de ser uno de los cuatro que clasificarán al Mundial que se realizará en Argentina entre el 17 de junio y el 7 de julio.
Si Chile no ganase, otro conocido capítulo en la historia de nuestro fútbol debería volverse escuchar: esperar que las matemáticas nos den una mano con los otros resultados y que la clasificación sea fruto de una perfecta carambola.
Pinto ya afirmó que mantendrá el esquema de un solo delantero, alimentado por la constante llegada de los volantes. Según dijo, la formación que cayó ante Utuguay será la misma que le hará frente a Argentina, salvo los ingresos en defensa de Adán Vergara y Gino Reyes.
La probable alineación de esta noche será con Herrera en el arco; Reyes, Vergara, Campos y Droguett en defensa; Pinto, Villagra, Millar y Pardo en mediocampo; Valdés como enganche y Salgado como único delantero.
En el papel, suena bien. Lo suficiente como para empezar a escribir la historia en otro tono.