SANTIAGO.- Pese a que, asegura, aún tiene tiempo para conseguir el auspicio que le falta, Cristián Mackenna no seguirá compitiendo en Europa la temporada que se aproxima. En una decisión que reflexionó durante el fin de semana, y luego de no encontrar una respuesta positiva en las empresas hasta las cuales se acercó para presentar su proyecto para el 2001, el piloto optó por el retiro, luego de tres años compitiendo en el Viejo Continente para la escudería italiana Vergani Racing.
La idea del "Pitufo Piloto", como lo llamaban los mecánicos del team de Milán, era volver a la Fórmula Euro Open (también conocida como F-Nissan), donde compitió en el 2000 y en la que finalizó 14° en la clasificación general. Pero con el apoyo de Cristal y Telefónica, no le alcanza para completar el presupuesto necesario para asegurarse una butaca en los equipos de punta que querían contar con los servicios de Mackenna, por lo que "para no poder hacer las cosas bien, prefiero quedarme en Chile estudiando", dice el ahora ex volante devenido en prospecto de ingeniero comercial de la Universidad Católica, quien en sus primeras dos temporadas fue 15° y 5° en la Fórmula Opel europea, de la cual salieron piloto de la talla del escocés David Coulthard o del alemán Heinz-Harald Frentzen.
"Estaba en el camino correcto para desarrollar mi carrera deportiva a categorías más importantes. De hecho, quienes han andado bien en la Nissan han tenido una buena proyección", asegura. "Pero para eso, necesitaba hacer una buena temporada en la Euro Open, que es mucho más complicada de lo que pensé cuando llegué, el año pasado. De hecho, el mejor debutante sólo terminó octavo (el suizo Joel Camathias) y quienes pelearon el campeonato son pilotos que, a lo menos, tenían una temporada en la categoría o vienen de vuelta de la 3000 (la antesala directa de la F-1), por lo que era lógico esperar estar más adelante este año", comenta el deportista de 21 años, quien tenía ofertas de butaca del equipo francés Graff, así como también era esperado por Francesco Marzi, propietario de Vergani.
Ambas escuderías le dan las mayores facilidades al chileno para que se suba a uno de sus monoplazas. "Pero quiero hacer un trabajo de pretemporada exhaustivo con el auto, por lo que llegar a última hora no me resulta atractivo", confiesa Mackenna, quien agradeció, en el final de su carrera deportiva en el extranjero a los auspiciadores que siempre estuvieron a su lado y a su familia, por el apoyo que le han brindado.
Prueba de que su desempeño en la Nissan ha sido bien evaluado entre los equipos que compiten en la categoría es que, promediando la temporada, el español Adrián Campos, cuyo team ha ganado los tres campeonatos que se han disputado y único en el cual los conductores son contratados por la escudería sin tener que llevar auspicios, estuvo interesado en contar con el chileno. Pero finalmente no se pudo concretar, toda vez que el italiano Matteo Bobbi -quien tiene un padre muy influyente en el ambiente tuerca- fue confirmado en uno de los coches, mientras que el otro es, siempre, propiedad de un piloto hispano. Así, Mackenna necesitaba sumar unos 300 mil dólares, de los cuales sólo logró reunir la mitad.
La única posibilidad de que Mackenna concrete su proyecto 2001 es que algún sponsor aparezca y le ofrezca los miles de dólares que le restan para asegurarle un auto de punta y una temporada hecha de acuerdo a la planificación del pequeño volante, quien, en todo caso, asegura "estar tranquilo" a la hora del retiro, pues es un convencido de "haber hecho las cosas como debía y haber agotado mis recursos para lograr volver a Europa".