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Columna: No es fútbol, señores

05 de Febrero de 2001 | 12:20 | emol.com
Definitivamente, la hípica sigue siendo un ramo que los principales canales de la televisión chilena no aprueban. Se aplauden los esfuerzos, incluso los que hacen estaciones chicas y privadas que se emiten vía cable, pero falta mucho para aprobar el ramo.

Y es una crítica a todo nivel. Desde la tarea realizada por el director hasta la hecha por los camarógrafos, pasando por los comentaristas y los reporteros.
Se volvió a vivir con motivo de El Derby 2001, cuya transmisión de poco más de media hora estuvo a cargo de TVN.

A todos les debe quedar claro que el principal protagonista en el mundo de la hípica es el caballo. Y en menor medida el jinete y el preparador. Estos tienen la posibilidad de hablar y, obviamente, el recurso de entrevistarlos es recurrente, pero las imágenes deben centrarse mayormente en los ejemplares que animarán la prueba.

El domingo estuvieron más en pantalla las promotoras de una conocida cerveza nacional que los caballos. Ni siquiera el ganador (Millalonco, para los que no lo supieron durante la transmisión) les quitó cámara. Sí, eran lindas las niñitas, pero el caballo finasangre de carrera también tiene lo suyo.

Las tomas carecieron de detalles (close up), salvo los que les hicieron a las atractivas muchachas. Y las etapas cuando se ensillan los caballos y cuando los jinetes los montan están, precisamente, llenas de esos elementos que los directores agotan, por ejemplo, en los partidos de fútbol. Tomas generales y paneos que no entregaban información alguna, salvo la archiconocida multitudinaria asistencia al hipódromo, llenaron la mayor parte de los minutos que duró la transmisión.

El trabajo periodístico estuvo marcado por los extremos. Fernando Solabarrieta, con su "simpatía" agotadora, adornó la conducción con la entrega de datos simples, digeribles para la mayoría de los telespectadores, aunque a veces un tanto erróneos (como decir que la Triple Corona Nacional comienza con el St. Leger y continúa con El Ensayo, cuando los hípicos saben que es exactamente al revés) pero que Manuel Somarriva se encargaba de cargar con una "mochila" de antecedentes. Muchos para media hora de transmisión, especialmente de un mundo que la mayoría no conoce tan bien como él. Es que la hípica no es fútbol.

Quizás si el más acertado fue Francisco Eguiluz. Simple a la hora de preguntar y acertado en la elección de los entrevistados, pero con pocas armas para sacarle punta a las notas: giró mucho en torno a cuál era el favorito de cada uno de los personajes y hasta se dio el "lujo" de introducir cada vez que pudo el tema del partido de fútbol que animarían más tarde los equipos de Colo Colo y Universidad de Chile.

El tema de los créditos también rayó en lo poco profesional. Decir que el preparador Juan Cavieres se llama Juan Caviedes o que el presidente del Valparaíso Sporting Club, Carlo Rossi, se llama Carlos Rossi, no es digno de un trabajo bien hecho.

También debe quedar claro que lo principal en una transmisión hípica es la carrera misma y para los apostadores, saber el nombre del ganador y, ojalá, el dividendo que pagó. Pues bien, el estelar hípico dominical fue sacado abruptamente de pantalla, cuando aún no se anunciaba a Millalonco como el ganador oficial de la carrera y menos su dividendo.

Es que no era fútbol.

Atte

Sr. Sapo
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