MUNICH.- Repite una y otra vez que falta aún bastante para el final de su carrera deportiva, pero el alemán Michael Schumacher ya imagina su "día después" en la Fórmula 1, y se ve trabajando en el consorcio automovilístico Fiat.
"Si yo quiero tendría la posibilidad de iniciar una actividad en el grupo Fiat", asegura el triple campeón mundial en una entrevista que publicará mañana la revista alemana "Kicker" en el suplemento especial "Formel 1 Special 2001", hablando por primera vez públicamente de la rumoreada oferta de Fiat.
De todos modos el piloto alemán de Ferrari, cuyo contrato expira en 2002, no quiere comprometerse aún: "Carece de sentido hablar de cosas que quizás serán de actualidad dentro de cinco años".
A tres semanas del comienzo de la temporada, el 4 de marzo en el Gran Premio de Australia en Melbourne, Schumacher expresó su simpatía por su más fuerte rival en el mundial, el finlandés Mika Hakkinen.
"Su rivalidad conmigo es distinta que con otros. Y a la manera con que se me trata, correspondo con la misma moneda. De esta forma nos arreglamos desde hace ya tiempo sin grandes problemas. El puede aceptar derrotas porque nos respetamos", dijo Schumacher sobre el finlandés, y comparó las relaciones entre ambos con anteriores rivales.
"Desde 1994, a excepción de mi primer año en Ferrari 1996, luché siempre por el título mundial. En ese tiempo tuve rivales con personalidades muy diferentes. Con algunos tuve mis problemas, con otros no".
Schumacher declaró tener miedo por la nueva generación de pilotos. "Lo que más me preocupa son los muchachos de 14 y 15 años que ya mueven autos de la Fórmula 1. Lo considero excesivamente prematuro. No tienen carnet de conducir pero corren ya a 240 kilómetros por hora", criticó el campeón mundial.
Luego que Ferrari prolongase los contratos con los responsables del equipo Jean Todt, Ross Brawn y Rory Byrne hasta 2004, sentando así las bases para una larga permanencia de Schumacher, la estrella del volante dio esperanzas a su equipo de seguir junto varios años más.
"Para mí es importante sentir la estabilidad, que es la única base para seguir mejorando", declaró Schumacher, de 32 años, quien en junio celebra sus diez años en la Fórmula 1.
El auge de Ferrari en los últimos años es atribuido por Schumacher claramente al jefe de equipo Jean Todt, "que atravesó duros tiempos cuanto intentó hacer de Ferrari lo que él deseaba".
Schumacher considera al francés como un "amigo muy íntimo". En el difícil año 1996 pudo constatarse que "podemos confiar mutuamente en nosotros el cien por ciento", agregó.
Schumacher celebra asimismo las nuevas disposiciones sobre electrónica, que seguramente serán implantadas en la nueva temporada, tales como la readmisión de los controles de tracción.
"Deseo con especial ansiedad esos controles de tracción a fin de que terminen las desdichadas discusiones y sospechas que me crispan los nervios. Así se acabarían de una vez todas las dudas".