LINARES.- El número uno del mundo, el ruso Gari Kasparov, hizo hoy tablas, con blancas, con la húngara Judit Polgar en partida correspondiente a la segunda ronda del XVIII Torneo de Linares que se disputa en esta ciudad jiennense.
Esta partida era la que había despertado mayor expectación ya que Polgar había tenido varios incidentes con Kasparov hace algunos años. Uno de ellos aquí en el año 1994 cuando pareció que el ''ogro de Bakú'' había tocado un caballo que luego no movió.
La joven húngara llegó primero a la sala de juego, se sentó y al ver que no aparecía Kasparov se levantó con cara de pocos amigos y desapareció hasta que vio a su contrario sentado. El saludo fue frío y con media sonrisa que más bien parecía una mueca.
Las primeras jugadas de una defensa siciliana fueron teóricas y se planteó la lucha por el dominio del centro. Kasparov se enrocó largo y el rey de Polgar permaneció en el centro. A partir de la vigésima jugada comenzó la verdadera batalla en el flanco de dama.
Las piezas menores habían desaparecido y sólo quedaban sobre el tablero las torres, las damas y seis peones por banda. Y cuando ya se relamían los aficionados ante la lucha inminente, Polgar pidió tablas que fueron aceptadas inmediatamente por el número uno del mundo.
El encuentro entre el húngaro Peter Leko, quinto del mundo, y el español Alexei Shirov, séptimo, no tuvo mucha historia y acabó en tablas en 29 movimientos y algo de más de dos horas y medio de juego después de una defensa francesa.
La apertura fue jugada con toda rapidez y hubo un cambio masivo de piezas que dejó un final anticipado con dos torres, un caballo y seis peones de Leko por dos torres, un alfil y seis peones de Shirov.
A pesar de los peones doblados, la posición del español era, quizás, algo mejor pero no lo bastante para conseguir la victoria. Tras el cambio de una torre y unas cuantas jugadas más se firmó el empate ya que la partida no daba para más.
El duelo entre el veterano ruso Anatoli Karpov de 49 años y su compatriota, el novato Alexander Grischuk, de 17 años, tuvo aún menos historia que la anterior ya que las tablas fueron firmadas en 20 movimientos y cuando había mucho juego sobre el tablero.
Para Grischuk, que tiene la costumbre de traer una enorme tableta de chocolate que deja a un lado del tablero, hacer tablas con el mítico Karpov es todo un triunfo. Es su primera participación en un torneo de élite y ya lleva dos empates.
Ayer hubo lucha en los tres tableros y hoy no la hubo en ninguno rompiendo así el espíritu de este Torneo que siempre se ha caracterizado por las escasez de las llamadas ''tablas de grandes maestros'' en pocas jugadas.