SANTIAGO/CALAMA.- Pese a los esfuerzos que hacen el técnico y los jugadores, esta naranja llamada Cobreloa no madura. Tiene que hacerlo a la fuerza, pero ni así. Si lo único que mostró este miércoles ante los bolivianos de Oriente Petrolero fue el oportunismo de Nicolás Tagliani. Nada más.
Hasta el comienzo pareció de otra cosecha. Pérez, en su afán de soltarse de la tomadura de camiseta que le hacía Escalante, lanzó un manotazo que dio en el mentón del boliviano. La sangre y los reclamos de Vidal González llevaron al discreto árbitro peruano José Arana a sacar su cartulina roja y enviar al chileno tempranamente a las duchas.
Cuatro minutos después, el mismo Vidal González fue a cobrarse desquite sobre Fuentes, pero su codazo fue advertido por Arana y el delantero también terminó en el camarín antes de lo previsto.
Raro. El mejor adjetivo para calificar un partido que a los 41 minutos de juego exhibía dos expulsados y cuatro cambios en las formaciones. De juego, nada. Lento hasta decir basta. ¿Y la naranja? En el árbol, sin que nadie la exprimiera.
La segunda etapa despertó con el primer tanto del argentino Tagliani (49'), quien en una doble insistencia doblegó a Higa con un zurdazo rasante. La fruta del desierto daba sus primeras gotas de jugo, pero sólo fue un espejismo. De ahí para adelante el dueño de la pelota fue Oriente Petrolero gracias a un gran despliegue físico de Zapata, Campos, Blanco y Raldes.
El ingreso de Róger Suárez le dio mayor profundidad al cuadro altiplánico. Y con ello llegó el empate (72'), convertido con un cabezazo por el mismo Suárez. De la naranja, nada. Incluso Oriente Petrolero pudo ponerse en ventaja si Coimbra hubiera conectado de mejor manera un centro que terminó con Mele volando sin siquiera poder tapar su indefenso arco.
Pero la naranja, tanto ser exprimida a gritos por el técnico Malbernat, dio una gota más. Y la firma la puso otra vez Tagliani (86'). Porque ni Vivar ni Galaz ni Dinamarca pudieron. Es más, atornillaron siempre al revés.
Tras el 2-1, todo volvió a la normalidad. Y la naranja, a la caja, donde espera con más tranquilidad su próximo encuentro: el 20 de marzo ante Boca Juniors en Buenos Aires. Ojalá que para esa fecha haya madurado otro poquito. Si no, capaz que se quede hasta sin pepas.