BERLIN.- La selección alemana de fútbol sufrió muchísimo para derrotar a la de Albania por 2-1 gracias a un gol logrado a falta de dos minutos del final por el debutante Miroslav Klose.
Alemania salió con agresividad y ya en los primeros diez minutos logró generar dos situaciones de peligro en el área contraria; la primera con un centro de Oliver Neuville que estuvo a punto de convertirse en un autogol y la segunda con un lanzamiento libre de Mehmet Scholl que Marco Bode remató de cabeza ligeramente desviado.
Sin embargo, tras esa andanada inicial el juego germano entró en un periodo de confusión que se prolongó prácticamente hasta el final de la primera parte.
Los albaneses, por su parte, se vieron motivados por la confusión alemana y durante largos pasajes del primer tiempo fueron incluso el mejor equipo del campo produciendo claras ocasiones de gol por intermedio de Igli Tare y Edgar Murati.
A comienzos del segundo tiempo, los dirigidos por Rudi Voeller pudieron pensar que podrían respirar con un poco más de tranquilidad tras un golazo de Sebastian Deisler -remate de pierna derecha desde 25 metros de distancia- que abrió el marcador a favor de Alemania.
Contra los que podía esperarse, la desventaja no descontroló a Albania que siguió jugando con atrevimiento y sin complejos lo que fue premiado con el empate mediante un disparo de Kola desde la media luna.
Alemania siguió luchando, con más coraje que técnica, y ya cuando la suerte parecía echada, la defensa albanesa pagó tributo a su inexperiencia cuando se quedó esperando que el árbitro sancionara un fuera de juego pasivo y dejó que Marco Rehmer ingresara al área sin problemas para soltar un centro ante el que Klose sólo tuvo que poner la cabeza.
Pese a la victoria, el partido deja un sabor amargo para Alemania puesto que la selección estuvo muy lejos de convencer y se dejó complicar la vida por un rival en teoría inferior.