SANTIAGO.- Ni siquiera dio para pifias, porque salvo un par de hinchas entusiasmados que amenazaron con levantar su voz para insultar o tirar una talla, la llegada del grueso del contingente chileno derrotado anoche en Lima fue tristemente silenciosa.
Poco antes del mediodía, los jugadores que militan en Europa, México y Argentina pisaron Pudahuel con mala cara, Zamorano no quiso hablar y otros sólo saludaron a los pocos que se percataron con entusiasmo del aterrizaje.
Pese a que las matemáticas aún afirman la opción de ir al Mundial, algunos, como el portero Nelson Tapia, reconocieron que la lucha está terminada. "No hay nada que hacer, perdimos la clasificación en un partido muy desordenado. Si me piden que vuelva a jugar por Chile, lo haré con gusto", dijo el portero.
El resto de la delegación llegará al país pasadas las 23.00.