SANTIAGO.- El paraguayo Arnaldo González, comisario del partido en el que Deportes Concepción venció anoche a San Lorenzo de Almagro (3-2), en el grupo 3 de la Copa Libertadores, consideró normal el encuentro, que finalizó con una pelea campal que dejó fracturados y lesionados.
"No pasó nada. Son incidentes de Copa Libertadores, los jugadores reaccionaron mal, pero ya todo pasó", dijo González.
Agregó que como el público no participó en los incidentes y mantuvo un comportamiento normal, no tiene "nada que informar" y tampoco habrá sanciones para el estadio Municipal de la ciudad de Concepción, situada a 515 kilómetros al sur de Santiago.
Mientras tanto, el médico de Concepción, Alejandro Marty, confirmó que el jugador Víctor Cancino sufrió durante la pelea la fractura del hueso malar en la zona del pómulo derecho, por lo que estará al menos un mes alejado de las canchas.
Cancino será operado en las próximas horas por un cirujano máxilofacial, añadió el facultativo.
La prensa deportiva ha apuntado que la fractura sufrida por Cancino fue obra del uruguayo Sebastián Abreu, a quien señala además como el principal responsable de la pelea final, en la que participaron casi todos los jugadores de ambos equipos, además de una buena parte de quienes estaban en ambos bancos.
La excepción fue el portero argentino de Deportes Concepción, el trasandino Carlos Navarro Montoya, que hizo denodados esfuerzos por separar a los contendientes, lo que le costó recibir más de una patada a traición.
Los incidentes estallaron cuando Abreu le propinó un codazo en la parte posterior del cuello al defensa local Marcos Bautista, que sufrió un corte profundo en esa parte del cuerpo.
El uruguayo se fue después contra el árbitro boliviano Hebert Aguilera, cuando éste se acercaba con la cartulina roja en alto, por lo que el juez pidió ayuda a la policía, en tanto la gresca se hacía general.
El chileno Manuel Pellegrini, técnico de San Lorenzo, culpó de todo a Marcos Bautista: "Después del 3-1, tontamente empezó a mofarse, a burlarse de palabra y de hecho y con eso calentó los ánimos. La reacción fue una consecuencia de su actitud", aseguró el entrenador.
La policía, en tanto, aclaró que en ningún momento tuvo la intención de detener a los jugadores visitantes Sebastián Abreu, Sebastián Saja y Horacio Ameli, como se apreció a través de la televisión, sino que el propósito de los efectivos era sacarlos de la cancha para que terminara la pelea.
Entre los jugadores argentinos, el más damnificado fue Pablo Michelini, que se fue del campo con un corte profundo en la boca.
Al cabo, los árbitros bolivianos Hebert Aguilera, Arol Valda y Juan Carlos Paniagua, que deben dirigir hoy en Santiago el partido Universidad de Chile-Palmeiras, fueron los que más sufrieron. Cuando después de todas las tensiones pudieron volver al vestuario descubrieron que les habían robado todas sus pertenencias, incluída la ropa.