MADRID/ROMA.- Hidetoshi Nakata, la estrella de la selección japonesa que el próximo miércoles se enfrentará a España, no es sólo el jugador asiático más conocido, es un negocio capaz de generar 5,4 millones de dólares anuales.
¿Puede un jugador que no ha ganado título alguno y que no es titular en su equipo ganar casi 16,2 millones de dólares y generar otros tantos para su club? La respuesta no tiene que ver con su habilidad en el campo, sino con su capacidad para convertirse en un icono del fútbol japonés, en la imagen más reconocible de su país en Europa.
Que Nakata, nacido el 22 de enero de 1977 en Yamanashi, sea tratado en Japón como si de una estrella de rock se tratase, no es extraño, si se tiene en cuenta que hasta el representante de las "Spice Girls", Colin Gordon, llegó a participar en las negociaciones de su traspaso al Perugia italiano, tras el Mundial de Francia '98.
Nakata es un habilidoso centrocampista ofensivo, con buena visión de juego y posibilidades de progresar, pero también es una caja registradora que no para de generar ingresos.
La "nakatomanía" permitió que el Perugia, su primer club en Italia, vendiese, en Japón, 80.000 camisetas con el número 7, otras 10.000 en el sudeste asiático (China y Corea del Sur, sobre todo) y 20.000 más en Italia.
El Perugia obtuvo 2,7 millones de dólares por la venta de los derechos de televisión a Japón y otro 1,7 millón por toda la mercadotecnia que rodea al jugador.
Del fenómeno Nakata se benefició toda la región de Umbría, que aumentó de forma considerable su atractivo para el turismo asiático. De los dos millones de japoneses que visitan Italia anualmente, apenas unos centenares de ellos iban cada mes a esta región, pero con la llegada del centrocampista, más de 6.000 turistas la incluyeron en su ruta.
La idolatría al jugador llegaba al extremo de que la habitación 505 del hotel Plaza, donde pasó sus primeras semanas, se convirtió en un monumento más.
No es extraño, por eso, que en enero de 2000, la Roma estuviese dispuesto a pagar siete millones de dólares para fichar a Nakata, con un sueldo de casi 2,1 millones.
El centrocampista, no obstante, también hizo méritos para dar el salto a un "grande": marcó 14 goles en 55 partidos, dio media docena de pases decisivos y, con él, el Perugia se mantuvo en la máxima categoría del fútbol italiano por primera vez en 15 años.
Nakata, que obtiene otros 13,5 millones de dólares de sus cinco patrocinadores privados, de los dividendos que le da su página web (visitada 20.000 veces por día) y de la venta de sus tres biografías o de los videos o DVD con sus jugadas, no es feliz en la capital de Italia.
No ha logrado hacerse un hueco en la exitoso Roma de Fabio Capello, donde tiene por delante a Francesco Totti, capitán e ídolo de la afición, lo que ha motivado que comience a buscarse un nuevo futuro.
Hace dos semanas, el técnico de la selección japonesa, el francés Phillipe Troussier, aseguró que el jugador estaba cerca del París Saint Germain y el propio Nakata se ha dejado querer por el Manchester United, un club pionero en buscar ingresos extra.
"Comprendo que Capello no cambie un equipo ganador, pero si se mantiene la actual situación tendré que replantearme seriamente mi futuro. El dinero y el prestigio es importante, pero lo más importante para un jugador es jugar y disfrutar", ha señalado el centrocampista.
Por eso, Nakata sabe que el encuentro contra España le ofrece una nueva oportunidad de mostrarse, de confirmar por qué es la principal esperanza de una de las selecciones anfitrionas del próximo Mundial.