SANTIAGO.- Otra vez al suelo, Marcelo Ríos. Ni siquiera tuvo derecho a cuenta de protección. Y tampoco la podría tener si se toma en cuenta el rendimiento que alcanzó en los dos encuentros que disputó en el Masters Series de Roma, torneo del que se despidió tras caer sin apelación ante el español Juan Carlos Ferrero por 6-1 y 6-3.
Y parace haberlo reconocido con su rostro, Ríos, al despedirse de Ferrero. Una cara de resignación, de impotencia, que no hizo más que confirmar el mal momento por el que atraviesa el mejor tenista chileno y que una etapa de reforzamiento físico sería vital para recuperar terreno en el tour de la ATP.
Porque Ríos ni siquiera alcanzó a aplicar el cerebro para sacarse a Ferrero de encima, como lo había hecho el martes con el italiano Davide Sanguinetti. El español no lo dejó con su rapidez, con sus tiros angulados, con su fuerza, con su ubicación dentro de la cancha, con su... Y Ríos no tuvo armas para contrarrestar el aluvión. Es más, cometió muchos errores no forzados (37) y otras tantas doble faltas (8). Si apenas en dos ocasiones pudo mantener su servicio.
Pero Ríos tuvo sus oportunidades. En el primer set comenzó quebrándole el servicio a Ferrero, aunque de ahí para adelante se olvidó de ganar un game. Y luego en la segunda manga se puso 3-1 tras lograr el segundo quiebre, pero enseguida entregó su saque y los dos siquientes también.
Le falta movilidad a Ríos. A la mayoría de los puntos llegó apurado, sin la comodidad necesaria para responder siquiera con un tiro con "malicia". Y a otros, sencillamente, no llegó.
La próxima semana Ríos debiera animar el Masters Series de Hamburgo, a menos que junto a su preparador físico Carlos Cardemil decidiera otra cosa con miras a enfrentar en mejor forma Roland Garros. Entre medio está St. Polten, pero con solo jugar parece no alcanzarle para levantarse.