SANTIAGO.- Por viejas que parezcan las palabras del Barón de Coubertain, la selección femenina juvenil de hockey césped viajó este miércoles a Buenos Aires para participar en el Mundial de la especialidad, en el que pretenden -según palabras del técnico argentino Diego Amoroso- "competir, ganar experiencia y ojalá no descender".
Las rivales que tendrá Chile en la primera ronda avalan la tesis de Amoroso. El 15 de mayo, las nacionales jugarán con Australia, al día siguiente con Japón y el 18 con Alemania. "Sólo las japonesas podrían ser abordables, pero creo que ellas al menos han tenido la ventaja de jugar juntas más seguido. Nosotros no, porque de partida estamos dando mucha chance al tener un equipo Sub-18, el que además le falta roce", agrega el entrenador.
El objetivo chileno será, entonces, "ganar experiencia y armar un equipo con miras al Panamericano de Santo Domingo 2003. Si logramos mantener al grupo unido, que resuelvan sus problemas de horarios, de trabajo, de intereses personales, podremos emular a los varones, que fueron subcampeones panamericanos el año pasado", dice Amoroso.
Para llegar a la instancia mundialista, las chilenas ocuparon la cuarta plaza en el anterior panamericano en Barbados.
La delegación de 18 jugadoras y cuerpo técnico ("hubo que hacer milagros para conseguir apoyo, aunque empresas como Tur Bus y Rexona nos ayudaron", dice Hans Reinike, uno de los preparadores físicos de las selecciones chilenas) llegará esta noche a Buenos Aires y jugará frente a España y el equipo de San Fernando (primera división de Argentina) los amistosos previos al debut frente a las australianas.
