PARIS.- En su segundo año como profesional, el tenista chileno Fernando González tiene ganados dos títulos: el de Orlando y el de la irregularidad. Ha estado tantas veces a punto de salir victorioso como de caer estrepitosamente, y en esas tantas veces el marcador se ha dado una voltereta que deja a rivales y público con la boca abierta. Esta tarde fue una de esas tantas veces. González caía 5-2 en el cuarto set frente al francés Cyrill Saulnier, en su debut en Roland Garros pero, cuando se pensaba en la derrota, vino la voltereta.
La despedida fue dramática: en tres horas y media, el chileno giró el partido para sí con parciales de 2-6, 6-2, 1-6, 7-5 y 6-4 y ahora espera en su horizonte del miércoles al español Jacobo Díaz, eliminado el año pasado en París por Nicolás Massú. "Sólo jugamos una vez, en una previa, e hice uno de los mejores partidos de mi vida para ganarle. Claro que aquí es pista lenta, que le va mejor a él, y yo lo cierto es que me encuentro bastante cansado", dijo González, motivando nuevamente las dudas sobre su futuro en el torneo.
"Me alegra ver que puedo ganar partidos en los que no estoy cómodo. Es un detalle que me ayuda a tener confianza en mi objetivo de terminar entre los primeros cincuenta del año", agregó el chileno, campeón junior en Roland Garros, en una final en la que venció al español Juan Carlos Ferrero.
Aunque el ránking ahora lo ubica lejos de la meta, González confía en su potencial en pista dura. "Ya en el US Open del año pasado hice mi mejor tenis, a diferencia de estos días, donde voy ganando partidos pero me encuentro muy nervioso y fatigado aunque no pierda las ganas".
Para lograr el objetivo, el chileno deberá además encontrar un técnico que reemplace al ecuatoriano Raúl Víver: "No es una decisión que quiera tomar apresuradamente, se trata de un tema complicado.Voy a tomarme unos meses si es necesario para buscar sin apuro".