YOKOHAMA.- La selección japonesa de fútbol obtuvo hoy uno de los logros más importantes de su historia al clasificarse para la final de la Copa Confederaciones, derrotando a Australia por 1-0 en una infernal tarde de lluvia, viento y frío en Yokohama.
Tras un día de calor agobiante, el cielo se vino abajo en Yokohama, y una torrencial lluvia que comenzó a caer minutos antes del partido cambió totalmente las cosas en el National Stadium, con 45.525 de sus 72.000 asientos ocupados.
Todo el primer tiempo se jugó bajo una tromba de agua que nunca bajó su intensidad, sino que por el contrario, la incrementó. En una situación como ésa sólo quedaba pegarle a la pelota -tarea nada sencilla- y esperar que ésta tomara por si sola el camino buscado.
Algo así pensó Steve Corica cuando a los 20 lanzó un tiro con la pelota resbalando y "viboreando" rumbo al arquero Yoshikatsu Kawaguchi, que reaccionó enviando el balón al corner.
Ese córner sintetizó el caos en que se desarrollaba el partido. Cinco jugadores intentaron perforar el arco o despejar el balón lejos de él. En condiciones normales cualquiera lo hubiera logrado, pero la pelota, más que nunca, tenía en la noche de Yokohama lógica propia.
Corica volvió a probar un tiro similar a los 36, y Kawaguchi se abrazó al balón durante un par de segundos, no fuera cosa que se le escapara.
Dos minutos más tarde Junichi Inamoto, Hidetoshi Nakata y Akinori Nishizawa enhebraron milagrosamente la cifra más alta de pases consecutivos del primer tiempo -cuatro- para cabecear sin fuerza ante Mark Schwarzer.
Corica probó dos veces más, repitiendo el único argumento australiano, y a los 40 lanzó un centro desde la derecha que Stan Lazaridis cabeceó apenas centímetros fuera del palo izquierdo de Kawaguchi.
Los hinchas japoneses, con una fidelidad conmovedora, seguían soportando incólumes el diluvio que caía sobre sus cabezas, y a los 42 tuvieron su premio: Nakata pateó un tiro libre a cuatro metros del área, en línea recta al arco. La pelota fue patinando a toda velocidad, y Kevin Muscat le dio la ayuda final introduciéndola en el arco de Schwarzer cuando de todas maneras el balón marchaba ya hacia el gol.
En lo que pareció una ironía meteorológica, la lluvia se moderó sensiblemente apenas terminó el primer tiempo, y el comienzo de la segunda parte se desarrolló en condiciones más normales sobre un terreno de juego que soportó a la perfección el temporal. Pero a los diez minutos de comenzado el segundo tiempo, el diluvió regresó, combinado con viento y más frío.
David Zdrilic casi empata a los 52' al lanzar cayéndose un centro desde la derecha. La pelota pasó a centímetros del poste derecho de un impotente Kawaguchi. Cuatro minutos después Takayuki Suzuki era expulsado tras entreverarse con Tony Popovic. Pese a que el 1-0 lo ponía en la final, Japón siguió apostando por aumentar la diferencia.
Además, la necesidad australiana de al menos empatar le abría espacios a los nipones en el contraataque, situación que Nakata aprovechó un par de veces para escaparse en soledad rumbo a Schwarzer. Una de esas escapadas terminó a los 65 con tarjeta amarilla para Tony Vidmar, que sólo pudo neutralizar al habilidoso japonés con una falta.
Australia apostó a los cambios para revitalizar su ofensiva, y así entraron Mile Sterjovski por Scott Chiperfield a los 60 y Archie Thompson por Zdrilic a los 70. El partido se tornó de ida y vuelta, porque Australia intentaba el empate repitiendo el recurso de centro pasado y definición de algún delantero.
Japón encontraba cada vez más espacios, y Nakata volvió a escaparse a los 77, perseguido por la defensa australiana durante media cancha, aunque su tiro se fue desviado a la izquierda del arco. Hiroaki Morishima, en mejor situación, también definió mal a los 81 un contraataque tras quedar sólo frente al arco tras pase de Junichi Inamoto.
El partido terminó con un ida y vuelta entre ambos arcos, pero siempre con Japón más cerca del 2-0 que Australia del empate. El final, pese a la lluvia, el viento y el frío, llegó con un estallido de euforia de los hinchas japoneses, que están ya inmersos en el clima del Mundial del año próximo, cuya final se jugará en Yokohama.